domingo, 25 de enero de 2009


Ciencia:
YEHUDE, BARACK
Y ALAN
Modesto Montoya

Cuando Yehude Simon era presidente de la Región Lambayeque afirmaba que no podía haber gobierno regional sin universidad ni universidad sin investigación. Durante el CADE 2008, luego de escuchar la conferencia “lecciones del futuro” de Wolfgang Grulke, le pregunté qué pensaba ahora para Perú. Su respuesta fue “hay que ponernos a la altura de las circunstancias” . Y las circunstancias son preocupantes tanto para el Perú como para los países industrializados occidentales.
En Estados Unidos, Barack Obama, en una entrevista ofrecida a revista Nature, muestra su preocupación por el déficit de 53 mil millones de dólares que tiene Estados Unidos en su balanza de productos de tecnología avanzada. Teme que la situación no mejore si los estudiantes se alejan de la ciencia. Hace 30 años, Estados Unidos era el tercer país con mayor proporción de graduados en ciencia o ingeniería; hoy es el décimo séptimo. Como consecuencia de ello, entre 2000 y 2006, en tasa de crecimiento de número de solicitudes de patentes por país de origen, en términos porcentuales, Estados Unidos se sitúa tercero (2.0), detrás de China (5.4) y República de Corea (3.5).

Las fundaciones norteamericanas para la ciencia sólo tienen recursos para financiar uno de cada diez proyectos presentados, frenando o bloqueando la carrera de muchos jóvenes científicos. Esta disminución en la inversión en ciencia en Estados Unidos se produjo cuando otros países la incrementaban. En ese marco, Obama prometió duplicar en diez años la inversión en investigación básica en física y ciencias de la vida, matemáticas e ingeniería.
Para Obama, las reformas en las normas inmigratorias después del 11 de septiembre desviaron a los mejores y más brillantes profesionales extranjeros hacia otros países. Ante ello, promete mejorar los programas de visa de residentes para atraer hacia Estados Unidos a la gente más talentosa del mundo.
El problema también se presenta en Europa. Varios rectores de universidades francesas, que han venido al Perú para promover los estudios en Francia, también han manifestado su preocupación; “no tenemos candidatos suficientes para la investigación, los mejores se van hacia las matemáticas financieras porque les pagan 10 veces más que se quedan en la ciencia”.
Regresando al Perú, en su reciente artículo, el presidente Alan García se ha referido a la vieja economía de las cosas materiales, la que está siendo sustituida por la economía de la información.
El presidente García menciona, además, capacidades productivas nunca antes vistas. La digitalizació n que recién se inicia, la genética que está en sus primeras etapas, la nanotecnologí a que varía las propiedades y la aplicación de la materia. Obviamente se refiere a realidades extranjeras.
En el Perú, no tenemos un sistema de ciencia y tecnología que articuladamente empiece en serio la investigación en esos campos. El número de investigadores científicos activos en las universidades e institutos del Perú es similar al número de investigadores de una universidad de talla mediana de Estados Unidos. La edad promedio de esos investigadores peruanos es de 55 años.
Mientras eso ocurre, el Congreso de la República del Perú, a través de la Ley de Presupuesto, en el 2006 reestableció la prohibición de nombramientos de científicos en los institutos de investigación del Estado.
Los países que no participen en descubrimientos e inventos deberán importar sus productos o pagar los correspondientes derechos de propiedad intelectual. Esperanzarse en el precio de las materias primas para resolver los problemas de un país es apostar a perdedor. Las materias primas cuentan por la quinta parte de la riqueza de los países.
Nos dice el presidente García que la elección de Barack Obama contribuirá a la serenidad. En realidad, Obama tiene diseñada una estrategia para atraer los talentos del mundo, talentos que son generadores de riqueza. Habrá mayores facilidades para que investigadores científicos y tecnológicos emigren a Estados Unidos mientras que el Perú facilita que se vayan.
Para evitar la pérdida de nuestros talentos, urge la articulación de los institutos, universidades y empresas en torno a temas en los que seamos competitivos, y a programas serios de retorno de los científicos e ingenieros peruanos que trabajan en laboratorios extranjeros. Las cuatro quintas partes de la riqueza de los países vienen del conocimiento, particularmente el conocimiento científico. Sin ciencia, el futuro es incierto.

Lima, 18 de noviembre 2008

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