domingo, 20 de junio de 2010

DESGOBIERNO
EN SAN MARCOS
El mitin de un minúsculo grupo de estudiantes prosenderistas y tontos útiles que los secundaron pidiendo la liberación de los “presos políticos” y una amnistía para el máximo cabecilla terrorista Abimael Guzmán en San Marcos no sería en sí mismo preocupante si se tratase de un hecho aislado –no hay que olvidar que los alumnos de San Marcos son 30,000– pero en verdad es el indicio que ha permitido descubrir una realidad de escándalo.
Esta es la del caos y desgobierno que atenazan a la universidad decana de América como resultado de la pésima gestión del actual rector Luis Izquierdo, durante la cual los espacios democráticos y los avances académicos logrados durante la gestión del historiador Manuel Burga –anterior rector sanmarquino– han retrocedido o se han perdido, permitiendo nuevamente el establecimiento de bastiones de poder que escapan a todo control.
Es así como ha podido conocerse la toma del centro de cómputo de la universidad y la hegemonía que grupos prosenderistas ejercen sobre el comedor universitario o la residencia estudiantil, exactamente como en los tiempos en que la secta terrorista hacía lo que le venía en gana en el campus sanmarquino y había convertido cada muro en burda copia de los dazibaos de la China de Mao.
En circunstancias normales, correspondería al rectorado y a las autoridades de facultades y escuelas proceder a la expulsión de los elementos ajenos a la universidad, y a los propios grupos estudiantiles dar el combate político que se impone para derrotar a las minorías que intentan reflotar o reconstruir al grupo asesino que ocasionó 20 años de violencia, con la muerte de 69,000 peruanos y daños inmensos al país, pero el clima electoral que se vive en San Marcos dicta otra cosa.
Como en mayo del próximo año se va a elegir un nuevo rector, decanos y autoridades académicas, el doctor Izquierdo intenta dejar el poder a sectores afines y perpetuarse a través de ellos. Para conseguir su objetivo, no duda en plasmar alianzas con sectores radicales, incluidos los grupos prosenderistas, pequeños pero muy activos. Así se explica que, preguntado sobre el cuestionado mitin, responda que “no le consta” su orientación.
Todo indica que las cosas han llegado al límite en San Marcos y no pueden seguir tal cual. Es necesario frenar la maquinaria fraudulenta que Izquierdo ha instalado en complicidad con sectores que buscan mantener el status quo de su conveniencia y demandar que dé un paso al costado. Y también conminar al Congreso para que de una vez por todas apruebe la nueva ley universitaria que discute hace cuatro años. La actual multiplica autoridades y es causante del retraso de la universidad pública, incapaz de reconvertirse y además víctima del abandono del Estado, que le niega fondos y multiplica sedes irresponsablemente.
La República/Editorial
20-06-10

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