¿QUÉ HACER?
La sesión de instalación del Consejo de Facultad del pasado 12 de junio, con lo aleccionadora que fue, sin embargo ya es historia; como lo es también la felonía del representante de la minoría estudiantil, que con su voto a favor de un candidato no votado en el referendum estudiantil, y el consiguiente empate (10-10) bloqueó temporalmente el acceso de Humberto Campodónico al decanato de la Facultad.
Si nos guiamos por esos hechos, hay un entrampamiento a superar, lo impone la salud de la Facultad , cada día que pasa se agrava su estado de postración. ¿Qué hacer? es la pregunta que muchos se formulan, no faltando quienes se frotan las manos a la espera de las ventajas que suelen obtenerse en los trapicheos de los políticos tradicionales, presentes también en la vida universitaria.
He aquí, empero, una excelente oportunidad para que nuevamente Academia y Desarrollo haga docencia, partiendo de la premisa de que se impone trabajar un consenso. La política no es solo confrontación, es también consenso. Pero hay consensos y consensos. Los hay ventajistas, como los señalados; pero los hay también aquellos que partiendo de una política de principios pueden abrirle espacio al futuro, a la transformación con objetivos de por medio, en nuestro caso, a la conquista de una Facultad que desde la academia sea protagonista en el quehacer nacional, con profesionales e investigadores de la más alta calidad.
Ello significa que la idea del cambio y del desarrollo no puede estar en discusión. Los 3 años pasados nos han anclado en la mediocridad y la rutina. En la hora actual el consenso por alcanzar supone, en primer lugar, ponerse de acuerdo en aquellas políticas que han de marcar el nuevo paso de la Facultad. ¿Hacia donde va el acuerdo? Es la interrogante clave que debe responderse por escrito y ante las multitudes. Los acuerdos bajo la mesa, la experiencia así lo indica, llevan en si el germen de la apostasía.
Hablamos de multitudes porque una de las constantes en el proceso electoral actual, es su ingreso masivo, particularmente de los estudiantes, en la discusión de los problemas de la Facultad. La sesión de instalación del Consejo de Facultad fue un ejemplo de lo que sostenemos, a pesar de los esfuerzos del continuismo por hacerla entre las 4 paredes del auditorio del Museo de Historia Natural. Esa es justamente una de las regularidades de la coyuntura: no ha habido cita estudiantil o docente en la Facultad donde las masas estudiantiles no se hayan hecho presente. La Facultad es hoy un hervidero de inquietudes. Lo que algunos llaman asustadizamente “soliviantamiento” no es sino la reacción explicable de más de 1 500 estudiantes que saben que su futuro se está jugando en el desenlace de este proceso electoral.
Esas masas votaron por Campodónico en su referendum porque Academia y Desarrollo sintonizó con sus aspiraciones de transformación de la Facultad , encargándole a sus representantes en el Consejo la defensa total de los resultados de esa consulta estudiantil. La aparición de un felón, no cambia la esencia del encargo recibido. No puede entonces haber consenso al margen de los estudiantes y sus expectativas. El movimiento estudiantil no es hoy un convidado de piedra, por su protagonismo es hoy un referente obligado. Si alguien piensa que se pueden alcanzar acuerdos al margen del parecer estudiantil, está equivocado.
Políticamente, ese movimiento estudiantil es el capital social más importante con el que cuenta la Facultad para garantizar la implementación de sus políticas de cambio. Si buscamos un referente en el tiempo, salvando diferencias, esos estudiantes semejan aquellas multitudes estudiantiles que en los años 70 con su pujanza e iniciativas echaron a andar una etapa de profundas transformaciones en la enseñanza de la economía en la Facultad , sobrepasando la rutina y el conservadurismo de sus docentes de entonces.
En resumen, sí es la hora de las conversaciones, pero sin abdicar de un marco principista, que permita poner en práctica una nueva manera de hacer política en la Universidad. Apostamos por ello porque creemos que Academia y Desarrollo estará a la altura de esas exigencias.
Ciudad Universitaria, 14 de junio de 2010
ESTRADE-UNMSM
Comité Directivo
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