Política económica
GRAN DILEMA
HUGO LEZAMA COCA
Si hay algo que la crisis internacional ha desnudado es la orfandad del modelo y de las políticas que el neoliberalismo plasmó desde finales de los 80 en América Latina y un poco más tarde en el Perú; la creencia del mercado como único hacedor de las decisiones de los agentes económicos, y sobre cuya base se construyeron ideas, actitudes y decisiones que pensando en la modernidad de la economía sólo acarreó fortunas para los que aprovecharon esta ola, y la eterna postergación para los de siempre, los de abajo, la gran masa que una una vez más vio cortadas sus aspiraciones de tener una vida mejor.
Se ha hablado, en esta hora crucial para el modelo neoliberal, de las innumerables razones de esta debacle mundial: el poco control del sector financiero, la escasa participación del sector público, la avaricia de los sectores privilegiados, etcétera, soslayándose que ahí precisamente se encuentra el nudo gordiano del modelo neoliberal: limitada capacidad del estado, manos libres para crear riqueza, y sobre todo facilidades y libertades para la inversión, particularmente de aquella que valiéndose de esas prerrogativas se situó en aquellos sectores tradicionales, que le han permitido ganancias extraordinarias con el menor esfuerzo en costos y tributación.
Ahora que la crisis arremete y se ven menores ganancias, con todo el desparpajo del mundo, estos neoliberales reclaman la participación del Estado, y no ven ningún problema en que se apliquen medidas económicas keynesianas, que originarán que el Estado gaste los pocos ahorros que le permitió el auge, y no las ganancias extraordinarias del sector privado. Francamente patético, a todo ello se oponían cuando la economía estaba de subida.
Pero lo que es bueno para economías ordenadas y con mayor poder económico como las desarrolladas no necesariamente puede serlo para economías como la peruana. Aquí la política keynesiana necesariamente debe de contar con recursos que pueden obtenerse de la tributación o del endeudamiento público y también de la emisión inorgánica. En el primer caso, los recursos se van a ver seriamente mermados por la caída de las exportaciones, que de todas maneras se dará de una manera importante, sino revisemos como ha caído el cobre, que ha pasado de US $ 4 la libra a un poco menos de US $ 1.4, con efectos negativos en la producción interna, especialmente en los sectores de construcción y comercio, pilares que sustentaron el crecimiento durante los últimos años.
En el segundo caso parece que es la opción más sugestiva y atrayente para este gobierno. Lo que parece raro es que las autoridades peruanas prefieran hacer un tour por los otrora paraísos financieros, dentro de ellos el de Dubai, y no quiera recurrir a los organismos internacionales para solicitarles prestamos externos, que según se sabe, por boca de ellos mismos, ya tienen varias solicitudes de nuestros vecinos latinoamericanos, ¿o serán recursos adicionales? Porque el que si sabe que faltarán recursos a la economía nacional es el actual Ministro de Economía y Finanzas quien seguramente advertido por su alma mater quiere curarse en salud.
Pero esta opción, la de los préstamos, al final nos dejará endeudados hasta el cuello. De nada habrán valido los pagos excesivos de Fujimori, el pago puntual y rabioso de Toledo, para ahora, con García, caer nuevamente en una vorágine de una deuda alta y una economía que no se sabe si saldrá airosa de esta crisis. Bueno, y el tercero - el de la emisión inorgánica- lo he puesto para recordar los aciagos días del primer gobierno de García: pensamos que no se puede chocar dos veces con la misma piedra, pero nunca se sabe.
Aplicar políticas keynesianas en el país no significan un gran alivio ni tampoco una solución a los problemas del país. No es posible que se siga pensando en una cultura exportadora en medio de esta crisis y se hable adicionalmente de un programa de anticrisis con recursos del gobierno central y no se hable de qué hacemos como país, no se pone en tela de juicio el modelo económico implementado, qué medidas debemos adoptar para solucionar los graves problemas que nos van a seguir afectando, de cómo incentivamos la producción interna y fundamentalmente la agricultura, sin tener que mirar al exterior, cómo incentivamos la inversión nacional y propiciamos un mayor nivel de empleo.
En otras palabras ¿cuál debe de ser el modelo de crecimiento que debemos de implementar para superar esta crisis, que por estar vinculado con mayor énfasis al sector externo nos va a golpear con mayor dureza? El resto es mantener las cosas como están.
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