EL CUENTO DEL TÍTULO
UNIVERSITARIO
Mirko Lauer
El escándalo de viajes judiciales y amarres comerciales Alas Peruanas-congresistas PAP ya es bastante feo de por sí. Pero es probable que lo peor aparezca cuando los investigadores escarben en la performance educativa de esta empresa que emite títulos universitarios. Además no es el único tugurio académico del país, solo el más notorio en estos días.
A la sombra de la Asamblea Nacional de Rectores, ANR, se ha expandido en los últimos decenios una marea de dudosos centros de educación superior, de los que por lo general salen profesionales dudosos con títulos dudosos. En medio de ese archipiélago una que otra facultad se salva, pero el resultado en conjunto constituye una verdadera estafa a la juventud peruana.
En su última reunión-vitrina en Arequipa los empresarios con más voz volvieron a hacer notar que el deficiente nivel educativo de una mayoría de peruanos es un serio obstáculo al desarrollo. Ese bajo nivel no es casual, ni siquiera natural, sino fabricado por una oferta universitaria que no resiste la menor evaluación independiente.
Quienes habían puesto sus esperanzas en la educación privada como panacea tendrán que repensar las cosas. Las universidades-negocio del sector privado (otra bendición con nombre propio de tiempos fujimoristas) venden un producto igual de malo que el entregado por las peores cuevas del sector público.
Como la demanda de un título, cualquier título, es enorme en el país, las universidades de fantasía han venido acumulando un poder económico que ahora se busca transferir a la política. La universidad propia se ha vuelto una plataforma de lanzamiento político, como lo viene siendo por decenios la propiedad de una estación de radio o TV.
En este panorama la ANR es más parte del problema que de la solución. Una de sus tareas es evaluar a las universidades, sobre todo las nuevas, y publicar un informe anual sobre el sector. Pero nada claro ha salido de allí en este sentido, más allá de un ranking de universidades, que no llega a ser exactamente lo mismo.
De modo que las más que turbias invitaciones y asociaciones de Alas Peruanas son un reflejo bastante exacto de lo que esta corporación viene haciendo en el campo de la educación superior. Cualquier investigación debe visitar esas extralegales sucursales y ver qué están recibiendo exactamente esos pobres alumnos.
Entre el clientelismo político (que no quede distrito sin su universidad), la codicia empresarial, la indiferencia cómplice del Estado y la mansedumbre del público, se viene liquidando la idea misma de lo que es una universidad en la parte baja del espectro académico.
La República
26-11-09
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