LA CULPA
NO ES DE LOS CERDOS
Cabe recordar que antes de los cerdos fueron los pollos, las terneras y las ovejas las especies que afectaron a los humanos. Todas ellas son parte de una industria alimentaria que funciona a escala global. No se trata de una apología animalista. Se trata sobre todo de una constatación, de una denuncia y de una reivindicación de la soberanía, también en el terreno alimentario.
En definitiva, que el debate publico al respecto no está en el terreno de la ciencia, sino en el político. En ese contexto, antes de perderse en estériles debates sobre epidemiología, se debería mirar a la concepción de la alimentación como una industria más. Porque la culpa no es de esos cerdos, sino de otros que han convertido la alimentación en un activo más de mercado, sujeta a sus leyes y ajena a las de la naturaleza y la humanidad. Y no hay que ser ni vegetariano ni marciano para verlo.
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