martes, 30 de junio de 2009

POR DONDE VA LA FE
DE LA INMENSA MAYORÍA

Humberto Campodónico


El artículo de Alan García publicado ayer, “A la fe de la inmensa mayoría”, vuelve a decir que “quien no está conmigo está contra el país y es un antisistema”, cambiando el discurso (relativamente) conciliatorio post conflicto de Bagua. Este artículo está dirigido a una supuesta “mayoría silenciosa” que no tiene intervención política activa, por lo cual no es escuchada, pero que es determinante para decidir los destinos de la Nación.

García no está diciendo nada nuevo, sino retomando el discurso de Nixon de 1969 pidiéndole apoyo a la “mayoría silenciosa” para seguir la guerra en Vietnam. En su afán de polarizar, de aquí al 2011, dice que “vivimos una guerra fría en la que participan gobernantes extranjeros” y que está en marcha un complot “para provocar un levantamiento general de los pueblos, precipitar la caída del sistema y elegir una Constituyente”.

Pero no es eso lo que dice la “mayoría silenciosa”. El 92% dijo en una reciente encuesta (Apoyo) que los nativos debieron ser consultados acerca de los decretos legislativos. También que el primer responsable de Bagua es el propio Presidente con el 57%, seguido de Cabanillas con 39%, Simon con 24% y Pizango y la PNP con 17%. Los “extranjeros infiltrados” a los que alude el Presidente llegan en 6to lugar con el 11%.

Alan García dice que en el 2006 el pueblo eligió entre dos modelos: de un lado la democracia económica y política y, de otro, el estatismo económico y la demagogia. No es así. En el 2006 el Perú se pronunció claramente por la exclusión del neoliberalismo a ultranza implantado en el Perú desde 1991, discurso que incluso adoptó Lourdes Flores al final de su campaña electoral.

García prometió modificar la renta básica, un impuesto a las sobreganancias mineras y petroleras, revisar el TLC “línea por línea”, etc. En su discurso del 28 de julio del 2006 dijo que estaba agotado el Consenso de Washington y que “ahora sabemos que ni la estabilidad ni las privatizaciones fueron suficientes y que, por aplicarse aisladamente dejaron un saldo de pobreza y de marginación para millones de seres humanos. Hoy requerimos de un nuevo consenso, que rescate el rol del Estado por el empleo y la justicia y que afirme la participación ciudadana sin exclusiones”.

Pero, contradiciéndose –y perdiendo una gran oportunidad de cambio– la derecha económica siguió gobernando, ampliando la reforma neoliberal con los 100 Decretos Legislativos inconsultos que causaron la tragedia de Bagua.

El fondo del asunto no es la polarización entre “dos sistemas” sino reconocer que se necesita un equilibrio entre mercado y Estado, como se dijo en la campaña electoral. Eso se pudo hacer en los primeros años de gobierno, pero no se cumplió con aplicar impuestos a las ganancias de capital, con una nueva Ley del Trabajo, con la vigencia del salario mínimo, con el potenciamiento de las empresas públicas, con restringir las comisiones de las AFP, entre otras políticas. Los años de bonanza económica han reforzado las ganancias y profundizado la desigualdad.

A las grandes mayorías no les basta con el discurso de un mayor crecimiento. Les interesa ser consultadas y participar de los frutos de ese crecimiento. Es decepcionante constatar que el Presidente no ha aprendido las lecciones de Bagua, lo que querría decir que el sucesor del premier Simon va a insistir en “más de lo mismo”. ¿Se seguirá con los “faenones”, con un DL 1090 igual que el derogado pero con otro nombre, con la no anulación de la venta de PetroTech (que, encima, no paga impuestos), con la venta a México del gas del Lote 88, con la desprotección de la industria nacional, etcétera?

En su artículo, García está proponiendo lo que Alberto Adrianzén ha denominado una “guerra civil política” de aquí al 2011 para, supuestamente, defender al modelo de los “antisistema”, tratando llevar a ese esquema a los empresarios y, también, a su propio partido. Esa ruta “polarizadora” –que se asemeja cada vez más a la política del miedo, miedo, miedo de George Bush, derrotada por Obama- debe se reemplazada por el diálogo democrático y el nuevo equilibrio entre Estado y mercado. Es por allí que anda la fe de las inmensas mayorías.

La República
29-06-09
A LA FE
DE LA INMENSA MAYORÍA


Alan García Pérez

Debemos tener fe y confianza en las metas que estamos logrando juntos: más crecimiento, más desarrollo social, más inversión y más empleo. Esa debe ser nuestra actitud. Les aseguro que con más estabilidad política y económica, nuestro país cambiará de manera irreversible a favor de las mayorías, del progreso, de la estabilidad y de la paz. Y no debemos caer en el temor. Los adversarios son los de siempre, los que amenazan y bloquean carreteras porque saben que son muy pocos y que han perdido la partida. Pero saben también que es fácil crear desorden en los mismos lugares en los que anteriormente ganó el "antisistema" , para empujar al país al derrotismo. Pero no hay que caer en esa trampa. Reflexionemos.

I. Esto es parte de un conflicto continental: En el año 2006 dos modelos políticos y económicos pugnaban por el poder. De un lado, la democracia política y económica que aprovecha el avance del mundo y de otro lado el estatismo económico y la demagogia que detiene a los países. Nuestra nación estuvo a punto de caer en el sendero equivocado que conduce a la pobreza y la crisis. Ahora vivimos una guerra fría en la que participan gobernantes extranjeros. Pero la están perdiendo quienes representan la penetración externa. Recordemos que el Perú es un centro vital para los hechos continentales. Fue necesaria la conquista del Perú para dominar Sudamérica, lo fue Ayacucho y ahora es necesario para el modelo regresivo y dictatorial que quiere dominar al Perú.

II. En el 2006 el Perú ganó la batalla, pero la guerra continúa: Escogió por 5 años un camino comprobado para el crecimiento, que fue de 9% en el 2007 y de 9.8 % en el 2008. Un camino de reducción de la pobreza que bajó desde 48% a 36% hoy. Sin embargo, la conciencia política no marcha tan rápido como el crecimiento material. Por eso, aún hay bolsones de incredulidad y desinformació n que la demagogia aprovecha. Aunque la modernidad gana terreno social, subsisten grupos "antisistema" que predican el estatismo y aprovechan cualquier queja o reclamo para impulsar la violencia. Dicen que dialogar es que se acepte al pie de la letra lo que ellos imponen aunque sea irracional, buscan muertos para agigantar las noticias y usan la mentira. Así, la Ley del Magisterio, hecha para que los maestros capacitados ganen el doble que hoy, la presentan como un medio para despedir a profesores aunque ninguno haya sido despedido. Dicen que si los alcaldes y padres de familia supervisan la calidad de las escuelas, se privatizará la educación. También hablan de "genocidio" con cientos de muertos inexistentes. Para frenar la inversión, siempre dicen que hay chilenos detrás, que hacer una hidroeléctrica es para llevarse el agua al extranjero, etc., etc. Saben que siempre habrá quien les crea, especialmente en las zonas donde votaron por el "antisistema" ..

III. Son una minoría: ¿Cuántos movilizan en todo el país y en todas sus marchas? Un máximo de 50,000 personas: 1,000 aquí, 2,000 allá, etc. pero hacen noticia cuando 200 impiden el tránsito de una ciudad o toman un puente llamando antes, claro, a un camarógrafo. Son viejos "dirigentes" que con sus huelgas y falta de estudios han contribuido a la baja calidad de la educación. Son eternos burócratas que negocian muy bien sus pliegos con los patronos, pero azuzan los conflictos de otros sectores. Aparecen con otras etiquetas junto a los sobrevivientes de la izquierda comunista de los 70, esa que predicaba la violencia y que llamaba "hermanos" a los senderistas. Multiplican las etiquetas con los "frentes de defensa", etc., pero siempre los mismos.

IV. ¿Cuál es su meta? Crear un "levantamiento general de los pueblos" aprovechando la crisis mundial. Pero se equivocan porque la inmensa mayoría piensa diferente a ellos y porque la estabilidad económica y el empleo están garantizados, pues el país ahorró y creció para enfrentar la crisis. Entonces sólo les queda presentar a los 50,000 movilizables en diferentes lugares como si fueran "todo el país". Usan la lucha de algunos medios de comunicación por el rating, retroalimentando el terrorismo del desorden como ocurrió en los años 80. Tomar un puente es un hecho, pero lograr que todo el país se entere y se atemorice vale mil veces más. Premeditar y ordenar la muerte de 24 policías puede atemorizar y desconcertar a toda la sociedad. Es la receta anarquista de la muerte como arma publicitaria.

V. ¿Cuál es su estrategia? Acumular fuerzas en la primera mitad del gobierno y en la segunda precipitar la caída del sistema y elegir una Constituyente establecer la reelección, proceder a la estatización de algunas empresas para ilusionar a la gente y luego estatizar el pensamiento y la vida social. Durar 10 o más años en el poder y consolidar la Internacional del Socialismo Sudamericano. Después, irse, dejando el país en la miseria social y el atraso tecnológico.

VI. Su táctica es la captura de los instrumentos de decisión y comunicación: En Rusia de 1917 los revolucionarios clásicos querían tomar los cuarteles y las oficinas del gobierno, pero Trotsky comprendió que era mejor tomar los trenes, los telégrafos y las radios. Los de ahora saben que no pueden ganar las elecciones ni pueden tomar cuarteles, porque han asesinado demasiados soldados y policías. Por eso, sólo se multiplican en los blogs, azuzan a los comunicadores, se adueñan con violencia de la noticia, etc. Su táctica es el negacionismo, repitiendo "nada se ha hecho", "todo está peor", "es el gobierno de los ricos". ¿Y el Programa Agua para Todos, que benefició hasta ahora a 2 millones? Nada. ¿Y la electrificació n de 3,300 pueblos del país? No hay nada ¿Y la Interoceánica , el puerto y otros 2,000 kms de carreteras? Nada ¿Y los teléfonos que pasaron de 5 millones a 22 millones? Nada ¿Y los 16 hospitales? Nada ¿Y la reducción de la pobreza? Nada. Según ellos, nada se ha hecho.

VII. Son pocos, pero tienen aliados: En el apetito electoral de algunos políticos y candidatos en competencia, por ver cuál es más fiero o cuál descubre la mejor frase, no ven el asesinato de 24 policías. Sólo citan la falta de diálogo y de información. No distinguen entre el reclamo justo y la violencia criminal. Ignoran la guerra ideológica de penetración violentista, buscando quedar bien con todos o sobre un argumento que les permita ganar audiencia y unos votos. Terminan dando la razón al extremismo. Y el extremista sabe muy bien que necesita de un dirigente o un parlamentario que, aunque piense diferente, terminará aceptando la receta extremista para "no quedar mal ante el público" o para "no ser menos".

VIII. No pasarán, porque la mayoría demócrata y racional es inmensa aunque esté silenciosa: El Partido del Pueblo defiende el modelo con resultados concretos y materiales para el país. En otros partidos también hay simpatizantes, que están a la espera que sus dirigentes defiendan con claridad su futuro. La inmensa mayoría está por trabajar, por mejorar su condición de vida. Son migrantes, profesionales, agricultores, pequeños empresarios, que piensan en progresar tecnológicamente y en exportar, que quieren una educación científica sin contaminación ideológica. Rechazan el estatismo de un solo puño y quisieran que se hable de sus éxitos. Exigen que el Estado afirme el orden y use la fuerza legal, aunque a veces se atemorizan por una marcha a 1000 kms de distancia o cuando se pone orden con severidad.

IX. ¿Qué falta a esta inmensa mayoría? Actuar evitando que el monopolio de la movilización y el grito esté en manos del "antisistema" . Usar más el teléfono y el internet para exponer en las radios y en los blogs sus ideas sobre el tema de fondo. Enviar cartas a los medios de comunicación, exigir a sus parlamentarios y alcaldes definiciones, crear grupos de acción y sobre todo no rendirse ante la agitación extremista. El momento es propicio en todos los niveles para el surgimiento de nuevos liderazgos, que defiendan a la nación de la penetración externa e impulsen el ejercicio de la ciudadanía activa.

X. Es cierto, muchas cosas podrían hacerse más rápido: Claro que hay problemas y errores. El gobierno lo acepta y pondrá más velocidad en las obras y más energía en el orden público, donde el poder se ha distribuido y depende más de gobiernos regionales y locales que de los organismos del gobierno central. Las leyes son contradictorias y lentas, pero no se pueden cambiar de la noche a la mañana cuando se es minoría. Además, la resistencia al cambio es grande. Cualquier persona que se pone al otro lado del escritorio toma precauciones, demora las cosas y se cuida de futuras acusaciones, porque en nuestro país sospechamos de todo. No hay tantos recursos como se quisiera, y sin embargo la inversión central, regional y local del Estado, se ha multiplicado por cinco desde el año 2005. Sabemos que debemos seguir acumulando inversión pública e inversión privada nacional y extranjera para que dentro de 7 años el país haya cambiado radicalmente.

Hoy el Perú crece, la pobreza retrocede y el empleo y los servicios avanzan. Los extranjeros y los peruanos que viven fuera, ven el Perú como ejemplo y con orgullo en medio de la crisis mundial. Los que quieren verlo retroceder aplicando recetas extranjeras, serán derrotados por el pueblo y por el progreso. Harán ruido pero no pasarán, porque el Perú del futuro es mucho más grande que sus adversarios de ayer. La ley y el optimismo de la inmensa mayoría, son el mejor capital de la patria.
Expreso
28 de junio de 2009
RECETA PARA ACABAR
CON EL PERRO DEL HORTELANO


Alan García Pérez

"El síndrome del perro del hortelano" ha iniciado un importante debate, al destacar toda la riqueza que el país tiene, pero no utiliza por razones ideológicas o burocráticas. Debo agradecer su buena acogida.

Hoy todos reconocen que hay dinero privado y público para invertir, que existe un mercado internacional creciente y que se puede incorporar las áreas ociosas a la producción, creando más trabajo con derechos sociales y garantizando el medio ambiente.

Añadiré una reflexión. Cada uno de nosotros sufre algo de lo que he llamado "síndrome del perro del hortelano". Muchas veces el Estado, las instituciones y las personas padecen de "patrimonialismo". Es decir, de la voluntad de no ceder ningún espacio y reservar para sí, para el ministerio o para la empresa, todas las funciones, los trámites y las decisiones. Ocurre también cuando un grupo que captura el poder, una región o un municipio, decide gobernar solo y bloquea el aporte técnico y profesional de muchos otros ciudadanos. En este caso, el perro del hortelano dice: "Si no lo hago yo, nadie debe hacerlo", y concluye: "Solo puede hacerlo la gente de mi propio equipo".

Permítanme enumerar algunos síntomas del mal y unas propuestas de solución:

[I] Quitar al Estado la obsesión del control total.
Ocurre que no se abre una ventana, no se arregla una vereda, ni se pone una torre de telefonía celular sin que el Estado central, regional o municipal lo apruebe. ¿Cómo curar esta obsesión?

A. Estableciendo por decreto, y de manera obligatoria, que el control del Estado sea aleatorio; es decir, que al igual que el semáforo de las aduanas del aeropuerto, el control se ejerza sobre un porcentaje de cada uno de los actos a vigilar, pero no sobre todos. Esto permite probabilísticamente una gran supervisión. Así también se reduce la ocasión de la coima y el riesgo del porcentaje no vigilado se compensa con la velocidad de los ciudadanos a los que no se retarda ni desanima. Ya la Ley 27444, del procedimiento administrativo, establece como principios la presunción de veracidad y el criterio del control posterior con los que se hace posible aplicar de inmediato el control aleatorio.

B. Fijando un plazo máximo para los estudios de la inversión. Calificar cada inversión pública por su rentabilidad y óptima calidad ha resultado un remedio peor que la enfermedad. Antes había inversiones malas, mediocres y buenas. Ahora, con el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), se busca la perfección, pero hay menos inversión y mayor demora, a pesar de los cambios reglamentarios, pues el problema central radica en el ser humano, que quiere afirmar su poder demorando el trámite. Una nueva ley debe establecer que el análisis de la inversión no supere el plazo máximo de tres meses. Así, el burócrata, si quiere controlar, tendrá que trabajar más y más rápido.

C. Tercerizando el control de la inversión. El SNIP deberá también hacerse a través de universidades o instituciones acreditadas. Por ejemplo, la Universidad Nacional de Ingeniería o el Colegio de Economistas. Para ello proponemos la ley que delega a instituciones evaluadoras ajenas al Estado funciones en el SNIP y en otros asuntos, como la sanidad agropecuaria y el otorgamiento de los brevetes.

D. Finalmente, ya hemos avanzado en el silencio positivo administrativo que el Estado aplicará desde esta semana a más de 500 trámites. Es un paso esencial y permite que, si no se responde a tiempo al ciudadano, este está automáticamente autorizado para abrir su establecimiento o hacer su inversión.

[II] Estimular al empleado público que presta el mejor servicio

El 17 de noviembre del 2006 presentamos un proyecto de ley estableciendo el criterio del mérito y la evaluación para distinguir al trabajador que tiene rendimiento bueno o excelente de aquel que es deficiente. Pero ese proyecto, importantísimo para reformar al Estado, tiene doce meses en el Congreso, sin aprobación. Ahora presentaremos un proyecto complementario que establece el bono o aumento por productividad.

El comunismo soviético se derrumbó porque donde todos son propietarios y ganan lo mismo nadie se esfuerza ni destaca. Un Estado que paga por igual al buen trabajador y al empleado ineficiente, no ofrece ningún estímulo, como sí lo brinda la actividad privada. Sin esta modificación, el Estado seguirá siendo una carga sobre el país y no una institución a su servicio.

[III] Liberar los bienes que el Estado no usa ni trabaja.
El Estado, en sus niveles central, regional o municipal, debe ceder los espacios necesarios para la inversión:

A. Las áreas inmobiliarias agrícolas o terrenos eriazos que no utiliza deben ser ofrecidos a los ciudadanos en pública subasta, para que las edifiquen y les añadan valor. Para esto presentamos la Ley General del Sistema de Bienes Estatales (proyecto 491-2007) que no ha merecido la aprobación del Congreso.

Además, mediante un decreto supremo, se facultará a más de cien beneficencias públicas que administra el Ministerio de la Mujer a vender los activos inmobiliarios que tienen a quienes los ocupan. Hay en todo el Perú aproximadamente 30.000 habitaciones o viviendas humildes que son propiedad de las beneficencias y por las que los inquilinos pagan por años un alquiler irrisorio, sin llegar a ser dueños de nada.

Es un círculo vicioso. Las beneficencias no reciben ingresos y por falta de ellos y pésima administración no han podido reedificar ni mejorar los corralones y quintas. Pero si se vende la vivienda o la habitación a la familia que lo ocupa, esta será propietaria y cuando lo decida, podrá mejorarla o venderla al propietario del cuarto vecino, con lo que se irá consolidando una vivienda mejor y la beneficencia tendrá más recursos para sus fines.

B. Vender las acreencias. Al Estado le deben muchos y por múltiples razones: privatizaciones, quiebras de bancos, deudas a bancos estatales, impuestos, etc. Esta enorme cartera de miles de millones por cobrar tiene gente encargada de su liquidación que gana por procedimientos sin fin y casi nunca llega a cobrar. Es necesario hacer paquetes de esas acreencias y venderlos en subasta pública. Así, otras personas e instituciones se encargarán de cobrar y lo que se gane en la subasta se aplicará a obras de desarrollo. Para ello presentaremos el proyecto necesario.

C. Transar en los juicios de menor cuantía. Por mil temas, el Estado tiene procesos y denuncias que siguen los abogados de los ministerios, regiones y municipios. Son decenas de miles de expedientes que entorpecen al Poder Judicial. Lo inteligente sería distinguir los litigios pequeños de los de gran valor. Por ejemplo, en todos los conflictos de menos de 100.000 soles debe autorizarse la inmediata transacción. Así nos ahorramos pagar gestiones, desbloqueamos el trabajo judicial y logramos una buena transacción, que es siempre mejor que un largo juicio. Presentaremos el proyecto porque hoy, según la ley del perro del hortelano, el Estado tiene la obligación de seguir eternamente los pequeños juicios, para no perder, aunque no gane nada.

[IV] Abrir a la producción y al trabajo las áreas sin uso que tiene el país.
Esto exige una gran reflexión de los ciudadanos para dejar atrás los prejuicios ideológicos.

A. En los 8 millones de hectáreas que han sido destruidas debe establecerse ya la propiedad en grandes lotes, para que empresas modernas y fondos de inversión trabajen a largo plazo en madera de alto valor y en bambú, que es un producto extraordinario. Sobre este tema se presentó el proyecto de ley 840-2006, que está detenido, bloqueando la creación de cientos de miles de empleos, mientras los madereros informales y los cultivos ilegales continúan destruyendo la selva. Esto nos es difícil de entender, pero una inversión que requiere diez años de espera y tecnología de alto costo, requiere seguridad y gran dimensión para ser rentable y reconstruir el medio ambiente.

B. En las restingas. Cada año, al reducirse los ríos de la selva, aparecen las playas o restingas, una tierra de nadie pero con humedad y fertilizantes traídos por los ríos desde los Andes. Son aproximadamente dos millones de hectáreas que el Estado debería otorgar por venta o alquiler en lotes de gran dimensión para el cultivo del arroz, que está salinizando las tierras de la costa. Pero nadie va a la selva porque no existe la propiedad o el derecho a cultivar las restingas. Para ello, presentaremos un proyecto de ley.

C. En la sierra, para las tierras comunales sin uso y para recursos como el mármol, presentaremos un proyecto de ley que permita a las comunidades campesinas tomar la decisión para vender, parcelar o alquilar. Ello podrá hacerse con el voto de la mitad más uno de los presentes en la reunión convocada para ese fin. Es absurdo, la Ley 26505 ya permite que en las comunidades de la costa se tomen decisiones con el 50% más uno de los asistentes, pero su artículo 11 exige para las comunidades de la sierra "el voto de no menos de los dos tercios de todos los miembros de la comunidad", muchos de los cuales ya han emigrado.

Esto debe corregirse, pues condena a los comuneros de la sierra al nivel de ciudadanos de segunda clase y sin iniciativa. Y nadie que se diga de izquierda puede sorprenderse porque en los sindicatos se pide que para declarar la huelga en una empresa lo decida la mitad más uno de los asistentes y no la mitad más uno de todo el padrón de obreros. ¿Por qué sí para estos y no para las comunidades campesinas?

D. Movilizando la inversión en los denuncios. Subsiste el problema de una enorme cantidad de terrenos eriazos, playas, caleras, mármoles, etc., solicitados al Estado hace muchos años con el procedimiento del denuncio y en los que nunca se ha puesto un centavo. Eso es injusto. Así como el provinciano invade en los cerros de la ciudad un terrenito de 100 metros para vivir, el otro que tiene más recursos y educación invade con un denuncio miles de hectáreas, pero no les da uso.

Al Perú le conviene que todas esas playas (balnearios), caleras (cementeras), bosques (industria maderera) se pongan en valor mediante la inversión inmediata. Por eso propondremos un proyecto de ley para obligar al denunciante que no trabaja a cumplir con la inversión, a transferir o abandonar el denuncio.

Si en los últimos tres años no se ha invertido, se debe exigir un compromiso de inversión con garantía para los próximos dos años o que se transfiera el denuncio a otra persona que haga la inversión. El principio es que los denuncios los entrega el Estado a quien quiere invertir y no a quien inmoviliza los recursos.

[V] Nuevos procedimientos para fomentar la inversión.
Veamos un caso. El Estado quiere cobrar 30% de impuesto por las ganancias, pero al mismo tiempo tiene que promover el inicio de actividades nuevas y difíciles y en las que no hay ganancia de inmediato. El error sería querer cobrar todo desde el inicio, pues eso mataría la gallina de los huevos de oro en su nacimiento.

A. Nuestro objetivo es orientar la extracción minera hacia la metalurgia, para producir alambrón, tubos, partes y piezas. El país debe ser exportador de artículos procesados que crean más trabajo y valen más. Para ello presentaremos un proyecto para la reinversión en industria procesadora. Si hoy se cobra 30% de impuesto a la minería, sería absurdo decir "aventúrate en la inversión de la metalurgia y te cobraré desde el primer año el mismo 30%". El proyecto establecerá un calendario plurianual de reducción del impuesto a la reinversión en metalurgia con generación de empleos. Por ejemplo, 25%, 23%, 20%, etc., y lo mismo puede hacerse con la joyería en un país de finos orfebres como el Perú.

B. Con el mismo objetivo, debe procederse a una amplia exoneración impositiva para la maricultura y la acuicultura. Invertir en el mar para instalar jaulas y balsas o invertir en lagunas a 4.000 metros de altura para la crianza artificial de truchas y ranas resulta heroico. Es diferente a la seguridad burocrática o a la de una industria sobre la tierra, pero el perro del hortelano pretenderá siempre cobrar mucho a una difícil actividad que aún no ha surgido.

C. En nuestra patria existen proyectos de miles de microrepresas para retener el agua. Algunos cientos puede construirlos el Estado, pero no podrá hacer los miles propuestos porque al mismo tiempo debe hacer carreteras, educar, dar salud y agua potable. Requerimos de una ley que permita la inversión privada en irrigaciones, cuyo costo sea pagado con una parte de las nuevas tierras irrigadas o con la venta del agua.

Pero el perro del hortelano dice: "Es mejor que el agua se vaya al mar y que nadie haga el embalse porque así se privatizaría el agua". Lo que no sabe es que el agua está de hecho privatizada, pues se entregó su gestión a las juntas de usuarios del riego, y como el agua que pertenece a la nación se vende, en muchos casos, a un centavo de sol por metro cúbico, se utiliza mal, se riega hasta 25.000 metros cúbicos anuales por hectárea de arroz y así se destruye la tierra de la costa, salinizándola.

D. Se han construido muchas viviendas con crédito, pero la hipoteca de cada una es distinta a las demás, no está estandarizada con las otras en plazos e interés. Si lo estuviera se podría hacer paquetes de 10.000 o más hipotecas que se vendan a un banco más grande para que se encargue del cobro futuro y el dinero de esta venta se utilice construyendo más viviendas. Ello, además, reduce el interés y aumenta el plazo de pago hasta 30 años, como lo es en Estados Unidos. Para esto se presentó un proyecto que aún no ha sido aprobado y que multiplicaría la construcción desde el año 2008.

Y se ha presentado, además, el proyecto 1715-2007, que agiliza la expropiación de inmuebles para ejecutar obras públicas de infraestructura de gran dimensión, lo que aceleraría las inversiones.

E. Evitar trabas y cobros adicionales a los servicios. Por ejemplo, la inversión en teléfonos no puede ser detenida por la ciencia de un alcalde que cree que la transmisión celular produce cáncer o del que exige pagos adicionales por instalar postes o conexiones domiciliarias de gas que sirven a sus propios ciudadanos. Para ello, hemos presentado el proyecto de ley 1211-2006, que propicia la inversión en servicios públicos e infraestructura.

Frente al aumento del petróleo, nuestro país debe acelerar los trámites y plazos para la gasificación de la industria y del transporte, lo que haremos por decreto supremo. Además, impulsar el uso de las caídas de agua, que son la riqueza más grande que tiene el Perú para abastecerse y para exportar. Por ello hemos presentado el proyecto de ley 1799-07, que promueve la generación eléctrica con recursos renovables y que está aún en las comisiones del Congreso.

Con la gasificación del transporte podremos romper el círculo vicioso en el peaje. Es difícil invertir en grandes obras como la Autopista del Sol Lima-Piura, porque hay un número insuficiente de vehículos particulares. Nuestro promedio de automóviles es menor a los de Chile, Colombia y México. Solo si hay más vehículos habrá pago de peaje y las carreteras podrán hacerse. Para ello debemos reducir los aranceles y el impuesto para los automóviles de 1.500 a 1.800 centímetros cúbicos, siempre y cuando estén convertidos a gas o puedan serlo y, además, utilizar un bono que estimule esa reconversión en los vehículos para taxis.

F. Cambiar la actitud ante la inversión. Si el Estado quiere promover la inversión privada no puede tener como objetivo que el privado gane lo menos posible, exigiendo condiciones con las que finalmente ningún postor se presenta a los concursos. Por evitar que el inversionista gane 5% más, nadie viene. En vez de exigir criterios exagerados, debe dejarse al mercado y a la competencia de los privados la fijación de esas condiciones.

Recuerde el perro del hortelano la enseñanza de Lenin en su texto "Capitalismo de Estado e impuesto en especie": "Deben venir los capitalistas, ganarán mucho, pero nos enseñarán el camino de la técnica y el desarrollo". Fue un cambio de rumbo genial, pero Lenin murió poco después. Hoy, el perro del hortelano se entusiasma a sí mismo gritando "ni un paso atrás" y se olvida del mismo Lenin que aconsejó: "Un paso atrás para dar dos adelante".
(VI) Dar al trabajo un nuevo valor de ahorro.


Hay millones de peruanos que no tienen jubilación ni seguro social ni vacaciones ni jornada de ocho horas. Resulta así que su trabajo no tiene valor futurible. Trabajan en pequeñas y microempresas y los dirigentes sindicales de la gran empresa y del Estado no los defienden sino que se defienden a sí mismos. Es absurdo. Al poner como condición el "todo o nada", exigiendo a la microempresa costos que solo la mediana y gran empresa pueden pagar, lo único que se logra es que esos millones de trabajadores no tengan ningún derecho. Lo inteligente es conciliar el avance de los derechos con la realidad del pequeño empresario, que no es un gran capitalista sino un trabajador que ha creado trabajo.

Por eso, defenderé ante el Congreso el Proyecto de Acceso Progresivo a los Derechos Laborales. Un desempleado o un ambulante quieren trabajar ocho horas con un sueldo mínimo, seguro de salud y derecho a jubilación, pero el dirigente profesional le grita que no debe aceptar. El perro del hortelano dice que no debe haber 'cholo barato' porque prefiere al 'cholo desempleado y en la miseria'. En los próximos días entregaremos la propuesta de la ley de mypes y la propuesta del acceso progresivo a los derechos laborales, para aprovechar bien los tratados de libre comercio y vincular a la pequeña empresa y a los derechos de sus trabajadores con el mercado mundial.

Cambiar muchos otros temas. Por ejemplo, cuando la Sunat pone una multa cobra altos intereses mensuales, pero cuando la misma Sunat tiene que devolver al ciudadano lo que le cobró por error, le entrega el dinero sin intereses. Típica política del perro del hortelano que rectificaremos.
Concluyendo. En todos estos temas debemos trabajar los municipios, las regiones, el Gobierno y el Congreso, sin demoras. Y como la Constitución dice que los proyectos del Ejecutivo se tratan con urgencia, tal vez podríamos acordar un máximo de tres meses para su decisión en el pleno.

Y para trabajar mejor, erradiquemos la mala costumbre por la que todas las instituciones se sienten capaces de tratar sobre todos los temas. La administración, los legisladores, los jueces, el tribunal que deja sin piso a los legisladores y otras instituciones, cada uno reivindicando con afán imperial su autonomía frente al ciudadano y al inversionista, condenados al silencio y la espera.

Estoy seguro de que los lectores agregarán otros temas que pondremos en acción para que el país abandone la política del perro del hortelano y crezca grande, más grande y con justicia social.


El Comercio
25-11-2007
EL SÍNDROME
DEL PERRO DEL HORTELANO
Alan García Pérez


El reclamo por la titulación de la vivienda es muy grande. Cada peruano sabe que con una propiedad legalizada, vendible, hipotecable o transmisible por herencia puede mejorar su situación. Pero el Perú como conjunto tiene el mismo problema y no lo sabe. Muchos de sus bienes no se pueden poner en valor, ni vender, ni se puede invertir en ellos, ni generar empleos con ellos.

Hay millones de hectáreas para madera que están ociosas, otros millones de hectáreas que las comunidades y asociaciones no han cultivado ni cultivarán, además cientos de depósitos minerales que no se pueden trabajar y millones de hectáreas de mar a los que no entran jamás la maricultura ni la producción. Los ríos que bajan a uno y otro lado de la cordillera son una fortuna que se va al mar sin producir energía eléctrica. Hay, además, millones de trabajadores que no existen, aunque hagan labores, pues su trabajo no les sirve para tener seguro social o una pensión más adelante, porque no aportan lo que podrían aportar multiplicando el ahorro nacional.

Así pues, hay muchos recursos sin uso que no son transables, que no reciben inversión y que no generan trabajo. Y todo ello por el tabú de ideologías superadas, por ociosidad, por indolencia o por la ley del perro del hortelano que reza: "Si no lo hago yo que no lo haga nadie".

El primer recurso es la Amazonía. Tiene 63 millones de hectáreas y lluvia abundante. En ella, se puede hacer forestación maderera especialmente en los 8 millones de hectáreas destruidas, pero para eso se necesita propiedad, es decir un terreno seguro sobre 5.000, 10.000 o 20.000 hectáreas, pues en menos terreno no hay inversión formal de largo plazo y de alta tecnología.

Ahora solo existen las concesiones que dependen de la voluntad del Gobierno y del funcionario que puede modificarlas. Por eso nadie invierte ni crea un puesto de trabajo por cada dos hectáreas como debería ser; ni hay elaboración de la madera y exportación de muebles. En su mayoría, esas concesiones rapiña solo han servido para sacar la madera más fina, deforestar y abandonar el terreno.

Por el contrario, la propiedad formal por grandes empresas colectivas como los fondos de pensiones permitiría hacer inversiones de largo plazo desde la siembra hasta la cosecha años después.

Los que se oponen dicen que no se puede dar propiedad en la Amazonía (¿y por que sí en la costa y en la sierra?). Dicen también que dar propiedad de grandes lotes daría ganancia a grandes empresas, claro, pero también crearía cientos de miles de empleos formales para peruanos que viven en las zonas más pobres. Es el perro del hortelano.

Respetemos los bosques vírgenes y nativos, pero comencemos por los 8 millones de hectáreas que han sido convertidos en desiertos y destruidos en los últimos años por las concesiones rapiña, la coca y la tala salvaje. Allí podrán generarse un millón de empleos y además trabajos en la elaboración de muebles.

Es una vergüenza que Chile exporte US$2.000 millones en madera sin tener una hectárea de Amazonía, Uruguay US$1.000 millones, Brasil US$8.000 millones y que el Perú apenas exporte US$200 millones.

Un segundo tema demuestra lo mismo, es la tierra. Para que haya inversión se necesita propiedad segura, pero hemos caído en el engaño de entregar pequeños lotes de terreno a familias pobres que no tienen un centavo para invertir, entonces aparte de la tierra, deberán pedirle al Estado para fertilizantes, semillas, tecnología de riego y además precios protegidos. Este modelo minifundista y sin tecnología es un círculo vicioso de miseria, debemos impulsar la mediana propiedad, la clase media de la agricultura que sabe conseguir recursos, buscar mercados y puede crear trabajo formal.

¿Pero qué es lo que observamos en el país? Cuando uno ve una playa muy bella, alguien ya la denunció hace muchos años y no ha puesto un centavo de inversión para hacer en ella un balneario y pasará decenios más sin valor. Así están todos los cerros que rodean lima, donde la inversión podría hacer milagros. Así están todas la canteras y calizas de cemento denunciadas pero no trabajadas.

Además existen verdaderas comunidades campesinas, pero también comunidades artificiales, que tienen 200 mil hectáreas en el papel pero solo utilizan agrícolamente 10 mil hectáreas y las otras son propiedad ociosa, de 'mano muerta', mientras sus habitantes viven en la extrema pobreza y esperando que el Estado les lleve toda la ayuda en vez de poner en valor sus cerros y tierras, alquilándolas, transándolas porque si son improductivas para ellos, sí serían productivas con un alto nivel de inversión o de conocimientos que traiga un nuevo comprador.

Pero la demagogia y el engaño dicen que esas tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados y que esa organización comunal es la organización original del Perú, sin saber que fue una creación del virrey Toledo para arrinconar a los indígenas en las tierras no productivas.
Este es un caso que se encuentra en todo el Perú, tierras ociosas porque el dueño no tiene formación ni recursos económicos, por tanto su propiedad es aparente. Esa misma tierra vendida en grandes lotes traería tecnología de la que se beneficiaría también el comunero, pero la telaraña ideológica del siglo XIX subsiste como un impedimento. El perro del hortelano.

El tercer tema es el de los recursos mineros en los que el Perú tiene la riqueza más grande del mundo, no solo por la cantidad sino también por la variedad de recursos mineros, o que permite que si un producto baja de precio, se compense con otros productos. Sin embargo, apenas la décima parte de esos recursos está en proceso de explotación, porque aquí todavía discutimos si la técnica minera destruye el medio ambiente, lo que es un tema del siglo pasado, claro que antes lo destruía y los problemas ambientales de hoy son básicamente por las minas de ayer, pero en la actualidad las minas conviven con las ciudades sin que existan problemas y en todo caso eso depende de lo estricto que sea el Estado en la exigencia tecnológica a las empresas mineras y en negociar mayor participación económica y laboral para los departamentos donde estén las minas.

Cuando voy a la ciudad de Ilo y veo su desarrollo urbano, que es el más avanzado del Perú, sé que es producto de la minería y de la pesquería y me duele comparar eso con el pueblo de Ayabaca, que tiene más recursos mineros que la mina de Cuajone en el sur, pero que vive la mayor pobreza. Y es que allí el viejo comunista anticapitalista del siglo XIX se disfrazó de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo XXI para ser medioambientalista. Pero siempre anticapitalista, contra la inversión, sin explicar cómo, con una agricultura pobre, se podría dar un salto a un mayor desarrollo.

Y contra el petróleo, han creado la figura del nativo selvático 'no conectado'; es decir, desconocido pero presumible, por lo que millones de hectáreas no deben ser exploradas, y el petróleo peruano debe quedarse bajo tierra mientras se paga en el mundo US$90 por cada barril. Es preferible para ellos que el Perú siga importando y empobreciéndose.

Un cuarto tema es el del mar; Japón tiene menos riqueza pesquera pero come cinco veces más pescado por año y por habitante que el Perú, porque ha desarrollado su maricultura. Pero aquí, cada vez que se quiere otorgar un lote de mar para que un inversionista ponga sus jaulas de crianza artificial, aumente la producción y cree trabajo, reaccionan los pescadores artesanales de la caleta cercana, que ven nacer una competencia más moderna y dicen que se está bloqueando su derecho al libre paso, que se contamina el mar y otros invocan lo sagrado del Mar de Grau, en vez de aceptar esta nueva actividad que podría generar cientos de miles de empleos.

Además, el Perú tiene en la cordillera una riqueza enorme por las lluvias que caen sobre ella. Se calcula que anualmente caen 800 mil millones de metros cúbicos en la cordillera que bajan por los ríos hacia el Pacífico y el Atlántico. De lo que va al Pacífico aprovechamos una pequeña cantidad para agricultura y para la generación eléctrica, pero de lo que baja hacia el Atlántico a formar el Amazonas, no aprovechamos prácticamente nada.

¿Cómo aprovecharlo? Ahora que el petróleo aumenta y seguirá aumentando su precio, debemos pensar en la generación eléctrica que es renovable, casi eterna y limpia. Y pensar su uso y su venta en términos continentales. Grandes centrales eléctricas hechas sobre el Marañón y en las caídas del bajo Urubamba, nos permitirán vender energía a Ecuador, Colombia, Chile, Brasil. Pero eso tienen que hacerlo grandes capitales privados o internacionales que necesitan una seguridad de muy largo plazo para invertir miles de millones y para poder recuperar sus inversiones. Pero el perro del hortelano dice: ¿Por qué van a hacer dinero con nuestras caídas de agua? Mejor que lo haga el gobierno regional. Pero no dicen con qué dinero.

Así pues, cualquier peruano que mire a su alrededor verá cuánta riqueza existe que no está puesta en valor.

En quinto lugar, el propio trabajo humano no está puesto en valor para el que trabaja. El trabajo informal que es mayoritario, es un trabajo no incorporado a la economía ni a la legalidad; no tiene seguridad social porque no cotiza, no tiene pensión porque no aporta a ningún sistema, para darle valor a ese trabajo en beneficio a la persona, lo lógico sería un avance progresivo para que los empleados de la microempresa, que son millones, tengan en primer lugar los derechos fundamentales mínimos, seguro de salud, pensión y 8 horas. Es más de lo que hoy tienen. Así se fortalecen la caja de pensiones y el fondo del seguro médico.

Pero a este acceso progresivo se opone la demagogia que dice: "Hay que dar de inmediato todos los derechos a los trabajadores de la microempresa familiar o informal". Pero no saben (o tal vez sí) que lo único que conseguirán es que el microempresario, incapaz de pagar esos costos, cierre la empresa y despida a muchos trabajadores, con lo cual el remedio será peor que la enfermedad.
También hay otros que dicen: "Si no se puede dar de inmediato todas las gratificaciones y 30 días de vacaciones, que el Estado les dé salud total sin que coticen y les dé a todos una pensión mínima sin que hayan aportado". Pero resulta que son estos los mismos que están en contra de la inversión forestal en la selva porque es sagrada, en contra de que el comunero venda, aunque quiera, las tierras comunales porque son sagradas, en contra de que se abran más minas porque el Perú solo debe ser agrario, que no haya maricultura en el mar. Y así sin inversión, sin trabajo creado, creen que el Estado es un pozo sin fondo del que pueden salir eternamente todos los recursos y terminar diciendo: "Reduce la jornada laboral estatal a 6 horas, paga más salarios, aunque el Perú no produzca más".

Como punto final podría añadir que tampoco se pone en valor el cerebro de nuestros alumnos e hijos. La educación se hace en la mayoría de casos para ser aprobada con 11, en lugar de impulsar la excelencia y el esfuerzo del 18. Un grupo de malos profesores y malos funcionarios exigen no ser evaluados para esconder su mediocridad y así el sistema sigue produciendo resultados sin valor. Y los de siempre dicen: "Que me den más sin que yo cambie y sin que haga ningún esfuerzo". Así pues, son aliados del minero informal, del maderero clandestino, de la miseria campesina, del empleo informal y de la falta de mérito y esfuerzo.

Frente a la filosofía engañosa del perro del hortelano, la realidad nos dice que debemos poner en valor los recursos que no utilizamos y trabajar con más esfuerzo. Y también nos lo enseña la experiencia de los pueblos exitosos, los alemanes, los japoneses, los coreanos y muchos otros. Y esa es la apuesta del futuro, y lo único que nos hará progresar.

El Comercio,
28 de octubre de 2007

miércoles, 24 de junio de 2009

Santiago Manuin, Apu de las comunidades
aguaruna-huambisa:
No estamos contra la inversión,
la necesitamos...
Mientras se recupera de serias heridas de bala, legendario líder aguaruna Santiago Manuin cuenta su versión sobre lo sucedido en Bagua.Desde su cama del hospital Las Mercedes de Chiclayo, el histórico dirigente de las comunidades Aguaruna-Huambisa, de la provincia de Condorcanqui, Amazonas, intenta seguir el día a día de los acuerdos alcanzados entre el Premier Yehude Simon y los nativos, en San Ramón y Lima, en el Congreso y la PCM. Desde hace unos días, varios policías lo vigilan y no dejan entrar a nadie –salvo a sus dos hijos- en la habitación donde se recupera de las heridas de bala que recibió el fatídico 5 de junio en Bagua. Una orden de captura en su contra confirma que ha sido denunciado por el homicidio del suboficial de la Policía Jorge Luis Calle. Lo inexplicable es que él fue uno de los primeros nativos en caer mal herido tras la incursión policial en la Curva del Diablo e incluso fue dado por muerto. Pese a todo, Manuin sólo piensa en una cosa: que lo ocurrido sirva para que los nativos sean reconocidos como parte de esta nación, que se conozca que desde que existen han sabido mantener lo fundamental de su cultura y su naturaleza, que sus organizaciones han tenido grandes logros en educación bilingüe, titulación de tierras y salud, que no rechazan la inversión y el desarrollo, si van de la mano con el respeto a sus recursos naturales. Su visión modernizadora de la Amazonía despertó la admiración de la reina Sofía de España, a fines de los noventa, tanto como sucede hasta ahora en las comunidades con las que vive comprometido, entre otras razones, por su experiencia como mediador de conflictos. Esto fue lo que dijo a SOMOS.
Apu Santiago, ¿cómo se sintió cuando en todos los medios aparecía como muerto?
Me he entregado al servicio de mi pueblo y poco a poco me voy recuperando. Si hubiese muerto lo hubiese hecho por mi gente y mi tierra. Me da mucha pena que la policía, sin ninguna causa, haya muerto, haya pagado algo que no le correspondía. Mis compañeros muertos querían demostrar con su vida la defensa de nuestra cultura y nuestra supervivencia como pueblo. Pero queda mucho por hacer, hay que dialogar, hay que seguir para terminar con esto de una vez.
¿Por qué se levantó la selva?
Porque queremos encontrar desarrollo, pero dentro de nuestra selva. Sentíamos que los decretos nos anulaban la existencia como gente. Por eso nos levantamos.¿Cómo se llegó a una situación que cobró tantas vidas?El general que dirigió la operación no nos conoce, no sabe quiénes somos y cómo vivimos. Cuando empezaron a lanzar las bombas lacrimógenas, nos escapábamos y el general pensaba que así de fácil era. Pero somos un pueblo diferente a los hermanos asháninkas o matsiguengas. Siempre hemos sabido defender nuestra tierra. Estábamos muchos, jóvenes y viejos, y a pesar de esas bombas no huimos y cuando empezaron los disparos nos mantuvimos. Por eso hubo tantos muertos. Si hubiésemos dialogado, no habría pasado esto.
Algunos sectores de la sociedad afirman que el nativo está en contra del desarrollo, de la inversión privada y que es un “problema” para el crecimiento del país.
No estamos en contra del desarrollo ni de la inversión, los necesitamos. Pero queremos saber, nunca somos consultados, nunca nos dicen qué quieren hacer con nosotros y nuestras tierras. No nos dicen cómo va a ser el futuro que se imaginan para nosotros, cuál va ser nuestro beneficio, cómo se asegura que nuestros hijos sigan viviendo del bosque y cómo se va a cuidar ese bosque. Necesitamos una inversión bien trabajada, un desarrollo pensado desde la selva y a favor de la selva, que también va a ser lo mejor para el Perú.
¿Han sentido que ha habido un verdadero diálogo?
No, no ha sido un buen diálogo. Ha sido forzado y apresurado. La situación crítica merecía otro diálogo. Piensan que por reunirse en una mesa cuatro políticos y cuatro dirigentes el diálogo está hecho. No es así. Mejor hubiese sido que el Gobierno hablase antes del derramamiento de sangre. ¿Por qué no han ido por los ríos a explicar a nuestros apus, a nuestra gente, lo que se quiere hacer? Eso hubiese sido un buen diálogo. Pero en el fondo el Gobierno no conoce la selva, siempre está lejos de ella y en el fondo siente que la selva no es su país. No está presente en los ríos y si solo aparece es por cuestiones políticas, para las elecciones, pero no tiene un plan real que responda cómo desarrollar la selva desde ella, con sus características especiales y con su gente diferente.
El Presidente Alan García ha reconocido que los decretos no fueron consultados con los jefes de las comunidades nativas.
Los verdaderos interlocutores están en la selva y los dirigentes y jefes están allá. No es suficiente el diálogo con unos pocos dirigentes. Tenemos nuestros equipos de trabajo, nuestras organizaciones en los ríos, que vengan a hablar. Pizango no era suficiente.
Cada vez que hay un conflicto, el Gobierno afirma que Humala está detrás. ¿Las organizaciones, las comunidades, los nativos que se han levantado estaban influenciados por Ollanta Humala, Hugo Chávez o Evo Morales?
No, para nada. Nosotros no somos humalistas, somos aguarunas y huambisas, no respondemos a ningún partido político. Sentimos en riesgo nuestro territorio, nuestra vida, no tenemos nada que ver con ellos y sus programas. Por favor, que nadie hable así. No tenemos ideas de políticos.
Sus organizaciones nativas expulsaron al MRTA del Alto Marañón y eliminaron los cultivos de coca de las comunidades sin la ayuda del Gobierno. Entonces, ¿por qué hay quienes dicen que el narcotráfico está detrás?
El Gobierno debe responder por qué dice eso. Pero de verdad que no me importa, fueron años muy duros de trabajo y ya está hecho. Ahora hay que reconstruir el diálogo. Hoy tenemos más conciencia y no puede suceder esta tragedia que ha vivido el Perú.
El Gobierno posiciona internacionalmente al Perú como el país de las culturas vivas, la gastronomía, la biodiversidad. ¿Por qué no es coherente con ello y lo aplica dentro de su país con estrategias de negociación diferentes para selva, costa o sierra?
Nosotros hemos hecho nuestras propuestas. Hacia afuera el Gobierno habla muy bonito. Sus leyes son muy bonitas, dicen que quieren proteger a la flora y a la biodiversidad y piensan que escribir es suficiente…pero en la práctica todo es distinto. Con sus riquezas el Perú puede hacer mucho en turismo, con nuevos productos, patentes, el clima, pero tenemos que pensar desde la selva. Mira la historia, cómo han quedado los pueblos indígenas, la deforestación, los ríos contaminados… ¿Eso es desarrollo? Nosotros no queremos ese desarrollo, el Perú no debe querer así el desarrollo.
Lucharon en el 95 en el conflicto contra el Ecuador. ¿El Gobierno ha olvidado eso?
El Gobierno lo olvida, pero nosotros somos peruanos. Porque somos peruanos hemos exigido al país que se piense en la selva. Porque somos peruanos queremos que la selva viva y queremos que el Perú sea mejor, que tenga leyes que piensen en su gente y cada uno en su región tenga su desarrollo de acuerdo a su realidad. Queremos funcionarios que trabajen, que viajen, que conozcan a sus pueblos y regiones. Somos peruanos porque somos Aguarunas y Huambisas.
¿Qué siente por la muerte de los policías y nativos?
Lo lamento mucho. Me duele y es un gran fracaso. Cumplieron una orden que no tenía sentido.
La versión del Gobierno es que ustedes empezaron la balacera.
Los nativos no teníamos balas. La policía por susto disparó primero al aire y luego al ras y ahí hirió a uno. La gente empezó a actuar y luego me hirieron a mí gravemente. No tenemos armamento, la policía estaba muy equipada y nos atacaron también desde helicópteros.
El Gobierno afirmaba que los decretos eran intocables, pero ahora, después de tanta muerte, ha derogado dos de ellos. ¿Por qué llegar a estos extremos en vez de poner energías y creatividad para negociar bien?
Es la gran pregunta. El Gobierno debería haber dialogado antes. Hubiese sido muy sencillo, pero ahora nos encontramos así. De haber actuado bien, Alan hubiese sido el mejor Presidente.
Ha estado en Europa varias veces. Hizo un diplomado en Derechos Humanos en la Universidad Jesuita de Deusto y se entrevistó con la reina Sofía de España. ¿Cómo fue recibido?
Eso forma parte de mi trabajo. Siempre he encontrado cariño, respeto e interés. A veces hay más interés por la selva fuera del Perú, donde no existe, que en nuestro país.
¿Qué va a pasar en el futuro?
Nos vamos a mantener siempre defendiendo el bosque y la tierra. Podemos convivir con quien sea, pero entregar la tierra nunca; desaparecer como gente, nunca. En el mundo deben existir personas conscientes que ayuden a resolver esto, a crear un nuevo modelo de desarrollo para nuestras selvas, cómo enriquecer mejor el trabajo de las maderas sin terminar con ellas, cómo usar nuestros recursos sin contaminar nuestros ríos, cómo seguir en nuestras tierras sin vivir en otro lado. Alguien debe haber en el Perú que entienda esto y nosotros siempre le apoyaremos.

Somos
Año XXII No 1176
LA AMAZONÍA POSIBLE
Marina Silva
La Amazonia es un espacio privilegiado donde también podemos lograr la invención de una política sustentable, afirma en esta columna exclusiva la ex ministra de Ambiente de Brasil, Marina Silva.

BRASILIA, (Tierramérica).- A veces me parece que la Amazonia es tratada de forma equivocada, como una zona de fuga de nuestros errores o una frontera para la expansión predatoria de los frentes de producción.
Como si la Amazonia fuese el límite último de nuestros callejones sin salida, donde la floresta o las aguas pudieran tragarlos sin dejar rastros de la irresponsabilidad, el desconocimiento, la falta de visión o el inmediatismo.
Mientras tanto, otro frente avanza, movido por la conciencia, el entendimiento y la experiencia, para invertir la señal y mostrar que la Amazonia sólo puede ser tratada y entendida correctamente si también lo es Brasil.
Con esa visión política tenemos ahora una oportunidad de salir del punto muerto, justamente cuando afrontamos el cruce de dos grandes crisis: la ambiental y la económica.
En esa coyuntura, la Amazonia se constituye en reserva estratégica de potencialidades para un desarrollo de nuevo tipo para este país. Las chances dependen de un cambio estructural de enfoque, ya asumido en algunos sectores de la sociedad, del gobierno y de las empresas, pero en una escala aún insuficiente para convertirse en fundamento principal.
Es intolerable que continúe la deforestación ilegal de la Amazonia, o de cualquier otro ecosistema brasileño. Los activos ambientales que nos quita son parte indisoluble de la oportunidad de desarrollarnos según parámetros de sustentabilidad económica, social, cultural y ambiental.
En el caso de la selva amazónica, las repercusiones de su persistente destrucción van desde el ámbito global --somos el cuarto mayor emisor de carbono debido principalmente a la deforestación-- al nacional y al continental.
Como demuestran estudios del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia, la evaporación emanada de los cinco millones de kilómetros cuadrados de las selvas amazónicas es vital para suministrar humedad a parte del centro-oeste, sudeste y sur del país y de América del Sur.
Así, evitar la deforestación es prevenir gravísimos desequilibrios climáticos en zonas de gran concentración de población y producción agrícola, como São Paulo, Mato Grosso y Paraná.
Es falso el argumento de que se necesita talar más bosques para expandir la frontera agrícola. Hay cerca de 165.000 kilómetros cuadrados de áreas deforestadas que están subutilizadas o abandonadas. Tampoco es cierto que la exploración de esas áreas no es viable económicamente. Hay tecnología, desarrollada sobre todo por la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa). En cuanto a los costos, hay que compararlos con los que incurre el país por la destrucción de nuevas porciones de selva y la pérdida de sus servicios ambientales.
Esto me recuerda el notable documental "O Vale" (El Valle), de 2000, dirigido por el cineasta João Moreira Salles y el periodista Marcos Sá Corrêa. El filme muestra la tragedia social, económica, cultural y ambiental que representó la adopción a gran escala de un modelo de producción agrícola insostenible, que tenía como uno de sus fundamentos la destrucción del Bosque Atlántico en la región del valle del río Paraíba, en el sudeste del país.
El mismo modelo que produjo una riqueza indescriptible para unos cuantos barones del café, imprimiendo a la zona una ficticia sensación de desarrollo, no logró durar más de 50 años. Los daños están allí para quien quiera verlos: herederos de la nobleza viviendo en la pobreza, plebeyos en la miseria, tierras secas y degradadas.
Esas tragedias deben convertirse en lecciones e impregnar de sentido, propósito y razón a la lógica del desarrollo aún dominante.El Estado debe asegurar que se mantengan los niveles de gobernanza socio-ambiental que se han logrado en la Amazonia. El ordenamiento territorial debe seguir avanzando. Entre 2003 y 2007 redujimos de 40 por ciento a 28 por ciento las tierras fiscales vacantes de la Amazonia por medio de la creación de unidades de conservación y territorios indígenas.
Con esa asignación de tierras elevamos de 29 a 41 por ciento la extensión de áreas protegidas. Es necesario seguir reduciendo esa frontera de tierras vacantes y, a la vez, seguir aumentando las áreas protegidas, estructurándolas para que cumplan sus funciones ambientales, sociales y económicas.
Los ministerios del área económica deben priorizar políticas de incentivo y el gobierno debe asignar un presupuesto acorde a la magnitud de ese desafío. El primer Plan de Prevención y Control de la Deforestación de la Amazonia contó con casi 200 millones de dólares para aplicar entre 2004 y 2007 medidas estructurantes, sobre todo en control satelital, fiscalización y creación de unidades de conservación.
Esas medidas contribuyeron significativamente a reducir en 57 por ciento el ritmo de deforestación entre 2005 y 2007.
Las demandas de recursos para el próximo período de vigencia del Plan de Combate a la Deforestación todavía no están claras. En 2007, un grupo de organizaciones no gubernamentales que actúan en la región estimaron que se necesitarían inversiones anuales de 1.000 millones de reales (unos 460 millones de dólares) para reducir a cero la deforestación en un plazo de siete años.
Con la creación del Fondo Amazonia este país cuenta con un mecanismo inteligente y de gran credibilidad para captar contribuciones internacionales que ayuden en ese esfuerzo. Pero esos recursos deben sumarse a robustas inversiones nacionales.Preservar la Amazonia y promover la mejoría del nivel de vida de su población es un desafío civilizatorio para Brasil y para el mundo.
Nuestro éxito dependerá de la perseverancia de los agentes públicos en continuar ampliando la gobernanza ambiental y del sustento político que proporcione la sociedad para que ese proceso no se interrumpa.Es muy importante entender la Amazonia como un espacio privilegiado donde también podemos lograr la invención de una política sustentable.
* Marina Silva es senadora y ex ministra de Medio Ambiente de Brasil. Derechos exclusivos Tierramérica.
17-11-09
UNA AGENDA AMAZÓNICA
PARA EL PAÍS
Roger Rumrril

Sin ninguna duda, la lucha y resistencia indígena de mayo y junio que obligó a derogar los decretos legislativos 1064 y 1090 marca un antes y un después en la historia social de la Amazonía peruana, en la política peruana y en particular en el gobierno de Alan García Pérez.
Luego de la gran movilización indígena de agosto del año 2008, que logró la derogatoria de los decretos legislativos 1015 y 1073, parte del centenar de normas promulgadas para la implementación del TLC con Estados Unidos, escribimos en esta misma columna que esa primera batalla ganada había por fin visibilizado a los indígenas amazónicos, históricamente invisibilizados política, social, cultural y económicamente, convirtiéndolos en los principales actores sociales y políticos de la Amazonía donde los partidos políticos tradicionales apenas sobreviven en una crisis terminal.
Un ejemplo de esta crisis es lo que acaba de ocurrir con el paro del 11 de este mes en apoyo a la causa indígena en Iquitos. No sólo los partidos políticos y las instituciones públicas y privadas estuvieron contra el paro, sino también el SUTEP, la CGTP, el Frente de Patriótico de Loreto y hasta los mototaxistas que eran, hasta antes del paro, la principal fuerza de presión en las ciudades amazónicas. Pero el paro fue total y, en consecuencia, los opositores han quedado políticamente deslegitimados, ensanchando la fractura entre la población, las instituciones y los débiles liderazgos gremiales.
Con la lucha desplegada en los meses de mayo y junio el pueblo indígena amazónico ha provocado una profunda inflexión en la política peruana. Gracias a su fuerza, a la justicia de sus demandas, entre otros factores, se ha convertido en la única y mayor fuerza de oposición del régimen alanista, en el más duro impugnador del modelo neoliberal, ha provocado una fisura en la alianza derechista que mangonea el poder y ha desnudado incluso la precariedad de los grupos y partidos de izquierda sobrevivientes.
Los impactos y las repercusiones de la resistencia indígena en la Amazonía tienen la fuerza de un temblor a escala mayor. Por primera vez el macrocefálico centralismo acepta discutir una agenda que puede, de acuerdo a la dinámica que deben proponer los negociadores indígenas, una agenda amazónica que ponga en debate sus más urgentes reivindicaciones, pero también una Ley Marco de Desarrollo Sostenible de la Amazonía que le dé visión de furturo a la mayor región del país, donde están el agua, la energía y la biodiversidad, los recursos estratégicos de la economía global post crisis del capitalismo.
La batalla indígena de mayo y junio ha producido lo que .a mi juicio ha sido y será en el futuro el mayor factor político en la Amazonía: la alianza andino-amazónica. Como todo el mundo sabe, la relación entre colonos andinos e indígenas amazónicos ha sido y sigue siendo conflictiva y áspera. Pero una amenaza mayor los ha juntado y esta alianza, sellada sobre todo en la Selva Central, hizo retroceder tácticamente al alanismo.La alianza andino-amazónica definirá la política con relación al Estado y los gobiernos ahora y en el futuro en la Amazonía.

La primera
24-06-09
¿MODERNIDAD
A CULATAZOS?
Alberto Mosquera Moquillaza
A don Federico More, un escriba cunda de los tiempos de José Carlos Mariátegui, le corresponde la frase de que en el Perú el que no tiene de inga tiene de mandinga. Y a José María Arguedas el reconocimiento de la diversidad de sangres que fluye en la construcción de la historia y la cultura peruanas. En uno y en otro caso, obviando las formas, el propósito es uno solo: hacer hincapié en la complejidad de un país como el nuestro, convertido por su historia singular en un verdadero crisol de razas, culturas, lenguas y religiones, como Túpac Amaru lo advirtiera en 1780, en su llamamiento libertario a criollos, mestizos, zambos e indios, por haber nacido en nuestra tierra.

Esa diversidad, todavía no comprendida por nuestras burguesías en el poder y sus representantes políticos - lo demuestra el último alzamiento de los pueblos amazónicos- tiene una hechura milenaria, está presente en nuestros orígenes y evolución como lo han demostrado los arqueólogos y etnohistoriadores en sus rastreos científicos en Costa, Sierra y Selva. Los incas sumaron esta diversidad, pero no llegaron a integrarla, los españoles presentes en nuestra tierra desde 1532 la complejizaron más con sus afluentes europeos y africanos, y la República le agregó nuevos componentes, conforme fueron llegando a estas tierras los inmigrantes chinos, japoneses y nuevamente europeos.

Sin embargo, esa República no ha sido capaz de generar una hermandad congregada en un solo cuerpo, para emplear las palabras de Túpac Amaru en la convocatoria arriba citada. Por el contrario, esa diversidad se ha mantenido, ahondado y justificado con racismos y etnocentrismos propios de un raciocinio colonial, mantenidos actualmente a la bruta en expresiones como las de empresario Farah: "no se puede permitir que cuatro sarnosos nos cierren las carreteras" , en referencia al bloqueo ejecutado por los pueblos amazónicos en su levantamiento; pero también sibilinamente expuestos por políticos y comentaristas que abogaban y abogan por una entrada sin límites ni condiciones del capital transnacional a la selva peruana.

Esos neocaucheros son los herederos de una burguesía que a lo largo de la historia del capitalismo han jugado a esas mismas cartas excluyentes. Es que nunca hemos contado con una verdadera burguesía nacional y democrática, que entendiendo nuestras particularidades históricas, culturales e idiomáticas apostase por una verdadera integración del país. Su alianza con los terratenientes tradicionales de la sierra peruana, para mantener la semifeudalidad vigente en el campo; su papel segundón, dependiente, con el capital extranjero, y su propia conformación como clase - lastrada en su origen por no ser una burguesía de pura sangre- no sólo la convirtió en operadora de los intereses de los países metropolitanos, al mismo tiempo la divorció con el país, con el Perú realmente existente, con sus singularidades y fortalezas.

Por eso es que cuando en el Perú oficialmente comenzó a hablarse de integración, ésta fue vista simplemente como un mero proceso de integración de la Sierra a la Costa, de occidentalización forzada, de alfabetización compulsiva, de evangelización sin fronteras. Los valores andinos o selváticos, sus coordenadas de existencia económica y social, sus lenguas y costumbres no significaron nada en esos procesos efectuados con anteojeras etnocentristas, tal como han pretendido - y se pretende hacerlo en nuestros días, negando la trascendencia de las cosmovisiones de los pueblos selváticos, consideradas por algunos como "huachaferías". (Sobre este particular recomendamos leer los escritos de Aldo Mariátegui, nieto de José Carlos, en el diario Correo, procesados durante el alzamiento de los pueblos amazónicos)

No obstante, si bien oficialmente, desde el Estado, se ha actuado bajo esas perspectivas, los propios pueblos han ido sumándose, a su manera y desde abajo, a procesos de integración sui géneris, en el que no se niega la identidad, la cultura andina o selvática, por el contrario, se aprovechan sus pautas para incorporarse a la modernización capitalista. En otros términos, no se rechaza la modernización, pero se la pretende hacer realidad sin poner en tela de juicio sus identidades étnicas y culturales. Es lo que en esencia afirma, para poner un ejemplo, el apu aguaruna Santiago Manuin, quien desde el hospital donde se encuentra -prácticamente lo cosieron a plomazos en Bagua- sostiene que ellos no se oponen al desarrollo, a la inversión privada. "Necesitamos una inversión bien trabajada, un desarrollo pensado desde la selva y a favor de la selva" (Somos, número 1176, p. 24), donde quede en claro "que nuestros hijos sigan viviendo del bosque y cómo se va a cuidar ese bosque".

Otros buenos ejemplos de lo que queremos afirmar los tenemos en el valle del Mantaro, que en cuanto a modernidad no tiene nada que envidiar a las principales ciudades costeñas, incluyendo Lima, pero donde además de levantarse un Parque de la Identidad Huanca -el valle tiene una importante historia particular- es común encontrarse en alguna de sus principales calles o avenidas con alguna comparsa de hombres y mujeres que religiosamente regresan a sus pueblos a venerar a sus imágenes, o a participar de las fiestas vernaculares - incluye comida, danzas, bebidas, cantos, etcetera- que le dan sustento a esa expresión clásica de que "Soy huancaino por algo". De esta manera, modernidad y tradición se conjugan satisfactoriamente.

El desafío está sobre la mesa. Modernidad a culatazos - parafraseando a Farah: cuatro sarnosos no pueden impedir el desarrollo de la selva- o una modernización tal y como se ha venido dando en diferentes puntos del país, incluyendo Lima, en donde -como lo plantea el filósofo Miguel Giusti- pueda darse una relación adecuada entre nuestras aspiraciones universalistas y la defensa de nuestra identidad, las alas de las primeras, y las raíces de la segunda. "...debemos aprender a volar con el peso de nuestras tradiciones... debemos aprender a dar alas a nuestras raíces y a poner raíces a nuestras alas". ha escrito el profesor.

Lima, 23 de junio de 2009

En la Amazonía
LOS NUEVOS EXTIRPADORES
DE IDOLATRÍAS
Modelo extractivo forestal, hidrocarburos y minero en cuestión


Jorge Manco Zaconetti
En los primeros años de la Colonia se llamó extirpación de idolatrías a la campaña de la Iglesia Católica para la conversión a “sangre y fuego” de las distintas naciones andinas que formaron parte del Estado Imperial Inka al nuevo credo del cristianismo. Desde agustinos, jesuitas, franciscanos y en especial los padres dominicos investigaban las prácticas paganas, las idolatrías de huacas, persiguiendo a los falsos conversos que aparentaban asumir los credos cristianos pero que seguían venerando en el fondo a los dioses del universo andino, desde la tierra Mama Paccha, al Inti el dios sol, a la Quilla la luna, al rayo, etc.
De otro lado, la selva que no fue conquistada por los incas ni españoles, siempre fue un misterio para el naciente Estado republicano. Después de todo, la existencia de Iquitos la primera gran ciudad de la Amazonía en el Perú, data de mediados del XIX y estuvo más conectada al Brasil vía Manaos y la salida al Atlántico, en el circuito del caucho, que generó la visión de una riqueza fácil mediante la extracción del caucho que se transformaba en el “jebe”, utilizado en la naciente industria automotriz.
A pesar de ello, la mayor parte del territorio sobre todo la selva baja ha sido inaccesible por las dificultades de las vías de comunicación, donde los ríos resultan ser las rutas naturales del transporte. Pero debe asumirse que la Amazonía nunca ha sido un territorio deshabitado, de allí de los recurrentes conflictos entre los colonos que migran de las regiones andinas para supuestamente “conquistar” la selva.
Al margen de la campaña de los franciscanos que siempre tuvieron desde una visión de los pobres una presencia creciente en las poblaciones amazónicas, éstas prácticamente se “integran” al Perú republicano con la extracción del “maldito caucho”, que significó la despoblación, la muerte masiva, enfermedades y explotación cruenta del trabajo, para satisfacer la demanda externa hasta la primera guerra mundial, cuando la industria alemana descubre químicamente la elaboración del caucho sintético, dejando en la ruina a los caucheros de la Amazonía.
Al ciclo del caucho, le sigue la extracción indiscriminada de la madera fina, (caoba, cedro, etc.), y desde los años setenta con la explotación de hidrocarburos en el lote 8 de PetroPerú en Trompeteros, Chambira y en el lote 1-AB en Andoas con la transnacional OXY. Todas estas explotaciones se ubican en el departamento de Loreto. Y desde mediados de los años setenta, la construcción del gran Oleoducto Norperuano significó que más de 100 mil barriles diarios de petróleo fuesen transportados pasando por los departamentos de Amazonas y San Martín, hacia el puerto de Bayóvar en Piura, para de allí ser distribuido a las refinerías que operan en el país.
Debe ser evidente que los departamentos de Amazonas y San Martín han sido testigos y actores de una serie de legítimas protestas contra decretos legislativos aprobados rápidamente por el Congreso de la República, sin mediación de la consulta previa a los interesados, las poblaciones nativas; y este es el caso de las normas aprobadas en el marco de las facultades transferidas al ejecutivo en el 2008 para proceder a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos de Norteamérica.
Se debe tener presente que la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) representa a más de 90 de las diversas etnias amazónicas donde con la salvedad de los jíbaros, en su vertiente Achuar, awaujún nunca fueron sometidos ni conquistados por el estado Inka ni por los colonizadores españoles y en la república su relativa integración ha sido lenta gracias al trabajo de la Iglesia Católica y Evangélica, y al servicio militar organizado por las Fuerzas Armadas, que ha permitido que los nativos hayan participado valientemente en las diversas guerras con el Ecuador.
Como pueblo jíbaro guerrero por excelencia, están acostumbrados a la guerra, atados a leyes atávicas donde la selva es la madre y padre, dadora de recursos que han sido violentados por la intromisión del mercado y de prácticas depredadoras como la extracción y tala ilegal, la pesca con explosivos y con curare envenenando la fauna, la actividad aurífera en la selva alta que utiliza mercurio y la explotación petrolera que ha vertido las aguas tóxicas a los ríos y lagunas.
En el caso de los hidrocarburos ha sido recién en abril del 2009 que luego de casi cuarenta años de producción bajo presión de los pueblos amazónicos se ha dado término a prácticas contaminantes de las aguas tóxicas producto de las operaciones que la empresa argentina Pluspetrol heredó de la petrolera estatal PetroPerú en el lote 8 en 1996 y del lote 1-AB de la norteamericana OXY en el 2001. Si bien ahora la producción diaria de petróleo no supera los 35 mil barriles diarios, recién las aguas tóxicas que emergen a la superficie son reinyectadas, para evitar seguir contaminando los ríos y lagos.
Como señaló el gerente de informaciones de Pluspetrol, Daniel Guerra “Por cada 100 barriles extraídos, sólo 2 son petróleo, el resto aguas de producción” (Revista Caretas Nº 2082). En verdad, esta catástrofe ecológica se ha producido durante años y recién gracias a la lucha de los pueblos nativos, el gobierno del presidente Alan García tuvo que intervenir para resolver positivamente estos niveles de contaminación de aguas tóxicas, con residuos de aceites que se han vertido a los ríos, que ahora son reinyectadas a grandes profundidades.
SOBRE EL PERRO DE HORTELANO
Los últimos acontecimientos de Bagua con los altos costos de muertos entre policías, nativos y mestizos tiene raíces profundas que debieran ser explicadas. Por un lado, la imposición del gobierno de una serie de decretos legislativos bajo el supuesto de modernizar las relaciones sociales de producción y distribución en la Amazonía. Se reproduce la oposición entre el progreso y el “mundo salvaje”, de supuestos nativos ignorantes que desconocen lo que les conviene. Se piensa que a una mayor integración al mercado y a la globalización debieran mejorar sus ingresos y niveles de vida, que se ubican en la extrema pobreza. Sin consulta previa a las comunidades se ha pretendido imponer un modelo extractivo depredador que tiene antecedentes negativos, en la tala ilegal, la explotación minera y petrolera, donde la riqueza generada fluye hacia otros centros.
Refuerza esta visión los escritos del presidente de la República del Perú, doctor Alan García que reproducen una visión propia del siglo XIX sobre la Amazonía. Así, en los artículos publicados en el diario El Comercio en octubre 2007 y marzo del 2008 afirmaba que:“Hay millones de hectáreas para madera que están ociosas, otros millones de hectáreas que las comunidades y asociaciones no han cultivado ni cultivarán, además cientos de depósitos minerales que no se pueden trabajar y millones de hectáreas de mar a los que no entran jamás la maricultura ni la producción.”“Para que haya inversión se necesita propiedad segura [de la tierra], pero hemos caído en el engaño de entregar pequeños lotes de terreno a familias pobres que no tienen un centavo para invertir”.
“Pero la demagogia y el engaño dicen que esas tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados y que esa organización comunal es la organización original del Perú”.“Este es un caso que se encuentra en todo el Perú, tierras ociosas porque el dueño no tiene formación ni recursos económicos, por tanto su propiedad es aparente. Esa misma tierra vendida en grandes lotes traería tecnología de la que se beneficiaría también el comunero”.
“Existen verdaderas comunidades campesinas, pero también comunidades artificiales, que tienen 200 mil hectáreas en el papel pero solo utilizan agrícolamente 10 mil hectáreas y las otras son propiedad ociosa, de ‘mano muerta’, mientras sus habitantes viven en la extrema pobreza y esperando que el Estado les lleve toda la ayuda en vez de poner en valor sus cerros y tierras, alquilándolas, transándolas porque si son improductivas para ellos, sí serían productivas con un alto nivel de inversión o de conocimientos que traiga un nuevo comprador”.
Evidentemente esta visión de los modernos extirpadores de idolatrías que apuestan por las mayores inversiones con objetivos de “civilización” colisiona con los intereses de los miles de peruanos que desde la Amazonía y en el mundo andino tienen un reconocimiento constitucional al margen de la legislación internacional que defiende los intereses y derechos indígenas y nativos ante medidas que puedan afectar sus intereses históricamente reconocidos.
Así, el Convenio 169 Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes-OIT, firmado y reconocido por el Estado peruano tiene la fuerza de un acuerdo internacional. Por ello, los artículos respectivos insisten en:
“Artículo 61. Al aplicar las disposiciones del presente Convenio, los gobiernos deberán:a) consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente;
Artículo 151. Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus tierras deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de esos pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos recursos.
2. En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados y en qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como resultado de esas actividades.
”Debiera ser evidente que los pobladores movilizados contra los decretos legislativos que apostaban por una cuestionada modernización de las leyes forestales, atraer inversión para la agro industria, fomento de las inversiones para producir etanol, palma aceitera, frutas para la exportación, aprovechamiento de lo que se ha denominado “propiedad ociosa con manos muertas”, se han sentido afectados a sus intereses, de allí la oposición y malestar ante normas que son asumidas como una imposición, sin consulta previa ni diálogo alguno.
Este ha sido el principal error y a ello se suman una serie de dilaciones, errores de un gobierno que no ha tenido el conocimiento suficiente del conflicto, la arrogancia y soberbia presidencial, la debilidad de las fuerzas policiales, la identificación sobre los intereses que estaban en pugna, la presencia de fuerzas políticas de oposición que han exacerbado los conflictos sociales, y la postración histórica de pobladores que no tienen la asistencia del Estado vía educación, salud e infraestructura decente.
Sirva al respecto el siguiente cuadro donde se presentan las diversas transferencias al 2008 que perciben los departamentos amazónicos en razón de la explotación de los recursos naturales como el canon gasífero para el Cusco, canon petrolero para los departamentos de Loreto y Ucayali, canon forestal y canon y regalías mineras.AMAZONAS Y SAN MARTÍN CENICIENTAS.A diferencia del departamento del Cusco que percibe transferencias provenientes del canon minero que corresponde al 50% del impuesto a la renta pagado por las empresas mineras, en especial de la empresa minera Tintaya, se deben sumar los montos percibidos por el canon gasífero provenientes de la explotación de los hidrocarburos de los lotes 88 y 56, canon que está determinado por el 50% del impuesto a la renta pagado y el 50% de las regalías abonadas por la empresa Pluspetrol Perú Corporation al Estado, empresa que dicho sea de paso abusa de sus trabajadores pagando salarios miserables.
Al margen de otras transferencias como los derechos de vigencia, el canon hidroenergético, el canon forestal, el departamento del Cusco gracias a la explotación de los recursos naturales ha obtenido en el 2008 ingresos superiores a los 978 millones de nuevos soles. Es más, si se suman los ingresos provenientes solamente del canon gasífero desde su explotación comercial en agosto del 2004 hasta abril del 2009, la región incaica ha percibido más de 2,336 millones de nuevos soles gracias a la explotación de los líquidos de gas natural y gas natural.Esto demuestra la importancia de la explotación de los recursos naturales en la generación de ingresos (transferencia de riqueza) hacia los gobiernos locales y regionales. Otro problema es el uso y destino de tales recursos que será materia de otro artículo.

Sigue en importancia el departamento de Loreto donde gracias a la explotación petrolera en el 2008 se perciben recursos del orden de los 348 millones de nuevos soles que particularmente se centralizan en la capital Iquitos, en el gobierno regional (52%), universidad pública (5%) e instituto peruano de la Amazonía (3%), siendo el resto distribuido entre todas las provincias y distritos que conforman Loreto.
Evidentemente a los grupos étnicos de los achuares y comunidades cercanas a la explotación petrolera les llega muy poco de estos recursos en razón que ha sido política de los gobiernos de turno descontar los recursos transferidos del canon petrolero de las transferencias normales para infraestructura. Es decir, con una mano se repartía el canon y con otra se restaba la transferencia de partidas presupuestales de salud, educación, infraestructura.
Tanto los departamentos de Loreto como Ucayali perciben importantes recursos del canon petrolero a pesar de la decreciente producción de hidrocarburos, esto ha sido el efecto precio el que ha permitido compensar la decreciente producción en los últimos años. En tal sentido Ucayali, cuya capital Pucallpa se constituye en un importante centro comercial, percibió 128 millones de nuevos soles de canon petrolero, y 31 millones por concepto del FOCAM, Fondo de Desarrollo de Camisea, en razón de la participación del 2.5% de Aguaytía-Camisea. En total este departamento ha captado 155 millones de nuevos soles por la explotación de los recursos naturales.
Por último, tanto Amazonas como San Martín resultan los departamentos “cenicientas” en cuanto a las transferencias por la explotación de los recursos naturales. En principio, ninguno tiene transferencias por explotaciones de hidrocarburos, ni canon gasífero específico. Los ingresos por minería son insignificantes en relación a Cajamarca o La Libertad, sin embargo, ante el boom del oro es notorio el interés por el mayor número de concesiones mineras. Prueba de ello, es que después del Cusco, Amazonas y San Martín perciban los mayores ingresos por concepto de derechos de vigencia, pagos que se efectúan para acceder a determinadas cuadrículas de tierra mineralizada y poder realizar exploraciones mineras.
Llama poderosamente la atención los magros ingresos percibidos por la principal riqueza que tiene la Amazonía, sus bosques y capital maderero. A pesar de la grave deforestación que en el departamento de Amazonas representa según datos del Inrena un promedio de 37 mil hectáreas por año, los ingresos por canon forestal que dependen del 50% del impuesto a la renta pagado por las empresas madereras y un 50% por derecho de extracción, resultan abusivamente mínimos.
Así, lidera la muestra del canon forestal Loreto con 1.5 millones, le sigue Ucayali con 1.2 millones de nuevos soles, San Martín con 282 mil nuevos soles y Amazonas con 145 mil nuevos soles. En resumen, las cenicientas en las transferencias de recursos naturales perciben por el sector minero energético 2.3 millones en el caso de Amazonas y 1.8 por San Martín. En verdad, no existe comparación entre lo que reciben los departamentos “ricos” frente a los departamentos de la selva nororiental.
De allí, que frente a las viejas prácticas de un modelo depredador, primario extractivo, le sumamos la soberbia e ignorancia de un gobierno en el tratamiento de un conflicto social que se pudo evitar, más los pobres recursos transferidos y la creciente oposición popular a un modelo que no redistribuye con justicia los recursos del canon , sobrecanon y regalías, como Amazonas y San Martín, se tiene la fórmula explosiva para que las iras y la rabia contenida aflore cuestionando no solamente al régimen del doctor Alan García sino las formas republicanas de gobierno.
Kuraka
Minería y Energía
18-06-09