EL RECTOR AUSENTE
Nota del Editor.- Nunca antes este centro de estudios estuvo más desamparado que estos días. Su aspecto de ciudadela derruida y abandonada tiene mucho que ver con la gestión de su actual rector, Luis Izquierdo Vásquez, un exitoso oftalmólogo desprovisto del liderazgo y la autoridad que le exige el cargo. A tres años de su elección, aquí una evaluación de su modestísima labor al frente de la universidad Decana de América.
Ghiovani Hinojosa
El muro improvisado con cajas de contenedores portuarios en el perímetro de la Universidad San Marcos no es ninguna casualidad. Tampoco el caótico desplazamiento de alumnos que se registra entre las avenidas Universitaria y Venezuela, donde se ha impuesto el ‘intercambio vial’. Ni siquiera la desesperanza que se respira en algunos patios sanmarquinos es gratuita. Todo tiene una escandalosa coherencia: la gestión del rector Luis Izquierdo Vásquez está signada por la falta de liderazgo y el desgobierno. Su débil presencia en el campus contrasta con la urgencia de los problemas en la universidad más antigua de América.
Las suspicacias en torno a la figura del oftalmólogo Luis Izquierdo como rector de San Marcos empezaron desde que fue elegido por la Asamblea Universitaria en mayo del 2006. Según el anterior rector Manuel Burga, el triunfo del entonces profesor principal de la Facultad de Medicina fue posible gracias al voto de 30 representantes estudiantiles y 18 de los profesores. El director de la Escuela de Filosofía, Zenón Depaz, destaca que “era un absoluto desconocido en la comunidad universitaria, no representaba ninguna corriente de opinión al interior. Desde entonces, su poder se fundamentó en su capacidad de repartir prebendas y armar clientelas”.
Y es que entre los sanmarquinos está difundida la versión de que Izquierdo, para obtener el cargo, estableció una alianza con el grupo de alumnos que había ganado las elecciones en los órganos de representación estudiantil. Burga los llama miembros de la “burocracia estudiantil”, aquellos alumnos que fueron, desde entonces, los operadores políticos del rector y que “detentan puestos administrativos asalariados”. Ellos fueron, según los dirigentes estudiantiles entrevistados, los que en los últimos comicios internos desplegaron una gran campaña proselitista que incluyó banderolas en los edificios y suelos tatuados de afiches.
Eduardo Toche, quien suma 29 años como estudiante y profesor de Historia en San Marcos, adelanta una visión panorámica de la actual gestión: “Izquierdo representa la vuelta a las formas clásicas de la universidad pública entre las décadas de los setenta y noventa, caracterizada por el control de camarillas con intereses ‘presupuestívoros’”. Según recuerda, durante el gobierno de transición de Valentín Paniagua (entre el 2000 y el 2001), el inicio de la gestión de Manuel Burga representó la esperanza de que se reactiven los canales institucionales en la universidad luego de un periodo de extrema politización y violencia política.
Mutismo rectoral
Quien da un paseo raudo por el campus de San Marcos tiene una impresión doble: afuera, los muros caídos dotan al centro de estudios de una apariencia de campamento bombardeado, y adentro, la gran masa de estudiantes muestra una gran desinformación sobre las actividades políticas de sus autoridades.
Luis Alberto Jara, del Centro de Estudiantes de Lingüística, sale al frente y cuenta que Izquierdo aplicó en sus primeros meses de gestión dos medidas “populistas” destinadas a “endulzar” a los alumnos. Primero, reemplazó la ‘contribución solidaria’ (pago obligatorio de 162 soles anuales) por el Aporte Voluntario Estudiantil (monto libre que, en la práctica, implica un mínimo de 30 soles, si se suman los 10 soles del carné universitario y los 20 del seguro médico). Y segundo, amnistió a un grupo de estudiantes expulsados el 2005, durante la gestión de Burga, por haber tomado el comedor como medida de protesta ante la eventual decisión de cobrar las raciones de almuerzo gratuito.
Estas acciones inyectaron cierto aire reivindicativo inicial. Parecía que el eslogan “El rector de los alumnos” con el que Izquierdo había llegado al poder no estaba formado por palabras vacías. Sin embargo, el 2007 mostró su verdadera personalidad. Raúl Sulca, dirigente de la Facultad de Letras, recuerda que a principios de ese año hubo una exposición pública de la Municipalidad de Lima en el campus. “Allí toda la comunidad universitaria le increpó al rector por qué había negociado lo del ‘anillo vial’ sin consultar con los gremios. Izquierdo respondió: ‘Si los estudiantes no lo quieren, este proyecto se detiene’. Pero una semana después firmó el convenio marco”.
Este proceder silencioso, sumado al incumplimiento de sus promesas, pintó de cuerpo entero a un rector que, una vez estalladas las protestas de los estudiantes, se recluyó en su oficina como esperando que la paz llegue sola.
En mayo del 2008, cuando un nutrido grupo de sanmarquinos utilizó la violencia para demostrar que la construcción del ‘anillo vial’ contravenía el estatuto universitario, circularon varios comunicados oficiales a nombre del secretario general y el vicerrector académico Víctor Peña. ¿El rector Luis Izquierdo se pronunció sobre la autonomía territorial de San Marcos o lideró una campaña mediática para condenar la violencia y lograr un consenso? La respuesta es no y está en la memoria colectiva de los estudiantes.
Por ejemplo, en la de César Quispe, alumno del cuarto año de ingeniería industrial. “Él debió dar la cara y hablar con los estudiantes. Yo esperé algún mitin o reunión para que conociera lo que pensamos”, expresa indignado. “Es difícil verlo, ya no sale en las noticias”, agrega. Sin saberlo, César se aproxima a uno de los puntos más cuestionables de la gestión actual.
No deja su clínica
Luis Izquierdo tiene 75 años y se graduó como médico cirujano en la Facultad de Medicina Humana de San Marcos en 1963. Sus aportes científicos lo ubican como pionero en el Perú de la cirugía con láser para tratar la miopía y el astigmatismo. Consolidó su éxito profesional participando en la fundación de las clínicas Ricardo Palma y Vesalio. Actualmente, es director general del Instituto de Ojos Oftalmosalud, que tiene dos locales en Lima, uno en Arequipa y uno en Chiclayo.
“Los mecanismos de la empresa privada son difícilmente transportables a un espacio como la universidad pública”, advierte Zenón Depaz. Lo cierto es que, más allá del interés empresarial que encuentran los sanmarquinos en Luis Izquierdo, una de las principales críticas que le hacen es la de no dedicarse exclusivamente a su tarea como rector de la universidad.
El artículo 35 de la Ley Universitaria, que es recogido por el Estatuto de San Marcos, ordena que “el cargo de Rector se ejerce a dedicación exclusiva y es incompatible con el desempeño de cualquier otra función o actividad pública o privada”. Si se considera que, según la información brindada por el mismo instituto, el rector Luis Izquierdo atiende a pacientes en su clínica los martes y jueves de cinco a nueve de la noche, parece clara la violación de esta norma universitaria.
¿A quién le compete investigar y sancionar este hecho? Según el Estatuto, a la Oficina de Inspección y Control Interno, presidida por la profesora Zoraida Muñoz Gallardo. Esto a pesar de que ella afirme que “sólo somos un órgano que presenta los acuerdos para que el rector los ponga a disposición del Consejo Universitario”. Muñoz confirma que este órgano no ha recibido ninguna denuncia sobre este asunto y defiende a Izquierdo con un sustento sorprendente: “(Esa acusación) no tiene argumentos. El rector tiene un homónimo y adjudican a esa persona que está haciendo otras labores”.
A la buena de Dios
“Izquierdo se ha vuelto cautivo de los grupos que lo llevaron al poder”, ensaya Manuel Burga. Según él, el rector experimenta hoy el debilitamiento de sus “bases de sustentación”, lo cual se expresa en el fraccionamiento de los estudiantes que lo apoyaron en la Asamblea Universitaria y en la pérdida del apoyo de los sindicatos docentes. Por su lado, el profesor Eduardo Toche se queja de que “jamás le he escuchado decir qué clase de universidad quiere. En la actualidad, hay una dramática falta de rumbo”.
Lo peor de todo es que su figura no procura transparencia. Esta revista lo comprobó de primera mano: solicitó una entrevista con él con una semana de anticipación. El rector Luis Izquierdo la concedió a través del señor Jorge Beleván, jefe de Relaciones Públicas de San Marcos, para el miércoles 27 de mayo. La máxima autoridad de la universidad nunca llegó a la cita.
¿Cómo se puede solucionar así problemas como las condiciones insalubres en que los universitarios almuerzan y las demandas de ampliación de la residencia universitaria? En San Marcos el rector está ausente, y mientras sus silencios duran, los sanmarquinos construyen, con resignación y entereza, las carreras de sus vidas.
Nada con la política
En las últimas elecciones internas, realizadas el 20 de mayo, ganó la lista 3 en mayoría, vinculada al vicerrector Peña, y la lista 5 (Pro Acción Sanmarquina), asociada al rector Luis Izquierdo, quedó en segundo lugar. Sin embargo, el dato revelador está entre bambalinas: en la Facultad de Letras triunfó el ausentismo (1,100 estudiantes de 1,900 no fueron a votar) y en la Facultad de Ciencias Sociales se calcula un 47% de votos nulos. Se demuestra, así, la escasa legitimidad que tienen los órganos de gobierno en los sanmarquinos de a pie.
Un operador
Alejandro Cochachin es uno de los estudiantes sindicados como operadores políticos de la actual gestión. A pesar de haber suspendido sus estudios en la Escuela de Comunicación Social, contribuyó con la formación de la lista 5 que quedó en segundo lugar en las últimas elecciones. Su opinión sobre el rector Izquierdo es previsible: “Es amplio, pues coordina con todos los sectores de la universidad, cualquier estudiante puede conversar directamente con él”.
El rector licenciado
Las licencias concedidas para los viajes de Luis Izquierdo al exterior con fines académicos vinculados a la oftalmología contribuyen a su débil presencia en el campus. La última fue la Resolución Rectoral 00792, que le permitió ausentarse entre el 25 de febrero y el 1º de marzo de este año para asistir a una ceremonia de graduación del Instituto de Oftalmología “Fundación Conde de Valenciana”, en México. ¿Y los destinos de San Marcos?
La República
31-05-09
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