viernes, 11 de diciembre de 2009

LA UNIVERSIDAD
DEL PACÍFICO Y EL DL 882


Cuando hay problemas en la UNMSM, la U. San Martín o la PUCP, los asuntos internos universitarios pasan a dominio público en poco tiempo, pero de este caso no he visto un solo comentario en especial.
Nuestro embajador en los EEUU, Felipe Ortiz de Zevallos, ha dejado una madeja con muchos cabos sueltos en su último papel como rector. Por los pasillos de la Universidad del Pacífico se habla fuertemente de una crucial asamblea donde se aprobó un documento que ha cambiado la naturaleza de la institución, una asamblea de cambio de estatutos que al parecer fue "fantasma", y que fue llevada a cabo en su gestión. En esta se registra la presencia de profesores y alumnos que nunca estuvieron allí y que menos votaron por la unanimidad con la que según las actas se votó a favor ¿Un caso de desdoblamiento astral? ¿o qué datos faltan y de quién es la verdad? Es una pregunta mística digna de un gurú, aunque sea empresarial.
Con unos nuevos estatutos aprobados unánimemente en una reunión de la que muchos de sus asistentes no dan fe de su existencia concreta (19/04/2006) y realizada casi como un calco de una asamblea ordinaria de un día antes que no tocó para nada el tema (18/04/2006), la Universidad del Pacífico se aleja de los mecanismos de gobierno clásico de una universidad para constituírse prácticamente en una empresa privada más. La comunidad universitaria pierde peso en las decisiones, que pasan a ser en mayor medida de los accionistas de la nueva empresa privada.
Antes de satanizar la lógica del libre mercado y entrar en debates ideológicos sin fin, cabría mencionar que más allá de los desacuerdos, toda universidad puede decidir por asamblea cambiar sus estatutos. El problema es cuando muchos de los que supuestamente figuran en las actas niegan haber estado en dicha asamblea, o simplemente nunca pudieron estar pues se encontraban en el extranjero, entre otras situaciones sospechosas. Para un viraje de timón tan notorio, la manera en que se llevó a cabo es, por decir poco, terriblemente misteriosa, más aún si la persona responsable de ello es alguien conocido por promover los conceptos del "buen gobierno corporativo". Una bruma por aclarar envuelve este asunto que debería poner bajo una lupa esta acción como rector de la Pacífico del embajador FOZ y que no ha tenido el más mínimo impacto en ningún medio.
Como he mencionado, de haber sucedido la mitad de esto en la PUCP o la San Martín quizá ya sería parte de la comidilla en la prensa y aquí extrañamente no he sabido de algún trascendido. Lo cierto es que de este tema no solo pende la suerte de la Universidad del Pacífico, sino la influencia del caso sobre la tendencia misma de las comunidades universitarias peruanas, si seguirán siendo las mismas o se acoplarán a la nueva lógica.
La educación ¿es un fin en si mismo, o es antes que nada un negocio? En nuestro país la pregunta quedó zanjada de un hachazo y sin debate digno de resaltar con la promulgación del D.L. 882 en la época de Fujimori. El decreto promovía la constitución de las instituciones educativas como entidades con fines de lucro, y por lo tanto regidas bajo los principios claros y básicos propios de una sociedad de capitales: quien es el dueño decide que cosa va o no va. En el caso de las decisiones dentro de una comunidad universitaria, esto significa mucho menos peso de la opinión de la plana docente, de las unidades académicas y del alumnado. Quien es el dueño de las acciones de la institución tiene la voz cantante y los demás actores pierden su papel de una manera notoria o total en algunos casos.

Acogiéndose bajo la nueva ley, la universidad desaparece como una comunidad con su propia lógica interna de decisiones a ser una muchísimo menos democrático "gobierno del que tiene plata", para lo cual existe una certera palabra de raíces griegas: plutocracia. En suma, el dueño de la zapatería decide a quien contrata y a quien no, y la universidad pasa a ser una empresa más, con la lógica de manejo de quien tiene más acciones antes que del consenso de los componentes de la comunidad. La humanidad avanza.

Afortunadamente quedan universidades que siguen rigiendose bajo los parámetros previos, es decir, salvándose de la plutocracia totalitaria de quien tiene más efectivo. La Universidad del Pacífico era una de ellas, pero solo hasta hace muy poco. La asamblea "fantasma" ha cambiado el panorama a favor de los actores con la billetera gruesa, en este caso favorecería al patronato de la institución donde resalta la figura de Roque Benavides, exitoso empresario minero dueño de Buenaventura, de la que resulta ser accionista también nuestro buen FOZ.El éxito en la gestión del TLC con los EEUU en la que también tomó parte el embajador (pero donde la mitad de la chamba o quizá más hay que reconocérsela al equipo toledista) no nos debe llevar a obviar entendibles y justos cuestionamientos como los que en este momento aún no se aclaran en la Universidad del Pacífico.


13-02-08

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