Nota de los Editores.- Con una conversación en torno las palabras introductorias del Dr. Manuel Burga, ex Rector de la Universidad de San Marcos, a su último libro, abrimos esta sección de diálogos entre la docencia sanmarquina; espacio que estará a disposición de quienes consideren oportuno intercambiar ideas en relación a un tema universitario o no.
César Sanabria Montañez:
El libro de M. Burga ya se vende en la librería de la Universidad del Pacífico.
Van algunas notas:
1. El liberalismo nos trajo el fenómeno de las Universidades de lucro. En casi todos los países de Latinoamérica, las denominadas “universidades cochera” (universidades patito o instituciones chatarra) crecieron y siguen creciendo, y es que la demanda de estudios universitarios de la población fue creciendo y las alternativas de las Universidades públicas o privadas, como ofertantes de los servicios educativos eran muy limitadas. Entonces, desde la perspectiva liberal, en el marco de un abandono de la universidad pública, se ha ido incorporando una legislación que permita cubrir esa demanda.
2.La "universidad cochera", se funda en el hecho que cualquier persona pueda convertir su cochera en universidad, sin espacios, sin equipos, sin bibliotecas, sin programas o planes estructurados, sin calidad, y a precios al alcance de los sectores medios y bajos de la población. En el tiempo algunas de estas universidades han crecido de tamaño y otras no, algunas tienen campus universitarios enormes como la UCV en Trujillo, Tarapoto, Pucallpa y otros lugares del país. Ha sido constante que un congresista sea el patrocinador de dichas universidades (antes el Congreso autorizaba el funcionamiento de estas universidades), ahora es un órgano de la ANR, entonces, cualquier hijo de vecino con algo de dinero o poder puede tener su universidad ( por ejemplo la Simón Bolívar, que por encargo de la ANR está siendo administrada por nuestro amigo Segundo Vargas; siendo dueños o aparecen como patrocinadores Enrique Cornejo y otros que conocemos). La constante de este tipo de universidades es evidentemente la escasa calidad de la enseñanza a bajos precios (universidad chatarra), no hay limitaciones para la admisión y está muy mal que el alumno se pierda en el “avance” de sus estudios.
3. Por otra parte el abandono de la Universidad Pública (UP) por parte del Estado, se da en base a dos aspectos medulares: 1) la educación no ha sido un objetivo central en la política del Estado, en ella se ubica la UP; además no debemos olvidar el Informe del Banco Mundial del año 1993, que señalaba que la prioridad de la inversión en educación debe estar centrada en los niños, en la etapa básica de su educación. En términos económicos es más rentable para el país invertir en los niños que en otro tipo de población, aunque en nuestro país, la inversión no se dio en ninguna de dichas poblaciones. 2) ante la persistente crisis universitaria (política, de dirección, de gestión, económica, de personas, de engarce con la sociedad –población y empresas- , de ideas, etc.), hay pocos incentivos para que quienes desarrollen la política pública, incluyan a la UP como un elemento dinamizador del desarrollo social y por tanto pensar siquiera en otorgarle recursos.
4. El cambio que se da en la UP de provincias, está alimentado por las externalidades que produce el canon, y es una buena oportunidad para planear y desarrollar capacidades e insertarse con los actores sociales; aunque tienen muchas limitaciones, pues sus clientes (actores) internos, tienen los mismos comportamientos que en la UNMSM: la búsqueda del facilismo académico (muchos están logrado sus grados de magíster y doctor en universidades chatarra nacionales o extranjeras), en el marco del dicho de todo para mis amigos y nada para los otros, el crecimiento del clientelismo, etc.
Andrés Huguet Polo:
Estimados:
Creo que, a pesar de que no se cuenta con la totalidad del libro de Manuel Burga (MB), el texto de sus "Palabras previas" introduce algunas tesis y pone en discusión algunos asuntos de interés centrales (sin perjuicio de otros, por cierto):
1. La pertinencia de una reflexión que los propios actores universitarios hagan sobre la relación Universidad - Sociedad (que comprende por lo menos: a) misión de la Universidad, b) situación y vigencia de la "reforma", c) relación con el Estado, d) relación con la sociedad civil nacional y regional y e) relaciòn con el mercado) f) recursos. En ese contexto MB, desde su posición personal, cree contar y busca aportar con una perspectiva especial para ver la Universidad, mirarla "foucaultiana" y clínicamente y en forma retrospectiva a partir de la terminada experiencia rectoral. Tal ejercicio que resulta interesante como invitación a imitar -precisamente para no caer en la condena de la ceguera o la imbecilidad tras el ejercicio del poder sobre lo que también alerta Foucault y que el autor ha recordado- debería correr paralelo con la constatación de que dicho espíritu reflexivo sobre la Universidad y su quehacer no es precisamente la práctica normal de los actores docentes universitarios y, sobre todo, de quienes buscan y asumen cargos directivos -a veces en forma compulsiva y permanente a lo largo de los años- lo que muestra más bien que pareciera predominar la sola inquietud por el logro personal más que el interés por el desarrollo institucional. Y, probablemente, ese rasgo deba apuntarse como uno de los factores internos importantes de la crisis de la universidad pública. De ahí que, a partir de esa constatación, resulta indispensable promover -casi como cruzada y como imperativo ante la crisis- la reflexión generalizada y sistemática sobre la propia situación del ambito universitario.¡Por cierto mucho más allá de los parámetros burocráticos de las llamadas evaluaciones de calidad o "autoevalaciones" para la certificación!, porque está descontado que no se busca el onanismo ni la autocomplacencia.
2. MB llama la atención sobre el crecimiento y predominancia ya de la universidad privada de lucro, con su población, recursos, intereses y motivaciones por encima y en desmedro de la universidad pública, siendo las universidades públicas metropolitanas (y dentro de ello San Marcos, en primer lugar) las más perjudicadas por ese desbalance producido "silenciosamente" por obra del mercado y la propia dinámica de la sociedad civil. Agregado ello a la ofensiva del Estado que recorta recursos y promueve "certificaciones de calidad" (a la postre insuficientes), se configura una suerte de callejón sin salida si no una situación realmente dramática para la universidad pública y San Marcos dentro de ella, descolocada frente a la sociedad, desarticulada de las necesidades de sectores concretos, masificada y sin recursos y con muy débiles condiciones de calidad para competir con lo que producen universidades privadas de calidad (no de lucro), remitida a ser fábrica de profesionales relegados por la preferencia que el mercado haría de lo que egrese de las cada vez más numerosas universidades de lucro. Sin dejar de lado, por cierto las precarias gestiones administrativas y de gobierno (cf. como ejemplo supino el asunto del cerco de Ciudad Universitaria y el conflicto con la Municipalidad de Lima). A ello debe agregarse el espíritu castrado y mercantilizado de la población estudiantil y que dejó definitivamente el temperamento contestatario y radical, parcialmente propositivo, que caracterizó a las décadas anteriores, incapaz hasta el momento de plantear alternativas. Sólo para resaltar, en atención a su anterior rol protagónico, lo que aqueja a este estamento y que, sin duda, no le es privativo.
Frente a este punto -si es que es el medular o de los más relevantes- ¿qué hacer? Ese es el tema. ¡He ahí el detalle!
3. MB resalta la importancia de construir "el poder de la ciencia"(dicho de Cardozo de Chiclayo), basándose en las inquietudes y expresiones de actores universitarios regionales. ¿Cual es la relaciòn de los intelectuales universitarios con la "clase política"? Burga parece tratar en su libro las potencialidades de la universidad regional como otro de los aspectos principales de lo que llama la reforma silenciosa. Los recursos con que cuentan las regiones suministran una oportunidad excepcional. Sin desmerecer la importancia de ellos, probablemente el aspecto medular reside en la posibilidad de vinculaciòn concreta y en términos de intercambio permanente de esas instituciones con las necesidades de un entorno social específico, investigando a partir de necesidades y requerimientos específicos, como también dando luz sobre cómo develar los problemas trascendentes de esas poblaciones. Seguramente, en el contexto regional, eso efectivamente es ya no sólo posible y, hoy, una oportunidad excepcional. Pero ello no está vedado -aunque hay que reconocer que también ahí una nueva competencia le dificulta el camino- a las universidades publicas "metropolitanas" y particularmente a San Marcos. Nuevamente resulta tema central de discusión ¿qué hacer a este respecto y frente a ese reto? O, en todo caso ¿cuál sería el quehacer particular de San Marcos en este nuevo contexto?
La lectura del libro y los comentarios y criticas que suscite -predominantemente ad literam y no ad hominem- seguramente serán de utilidad.
P.D.:¿Y por qué no se organiza un intercambio público, con panelistas, sobre el libro? Y sobre otros que se produzcan sobre el tema.
Alberto Mosquera Moquillaza:
Estimados:
Desde antes que salga a luz el libro de Burga habíamos estado cruzando ideas con algunos colegas sobre el tema de la Universidad. Una de éstas era por ejemplo el de la necesidad de contar, a nivel general y particular, con los Planes Estratégicos institucionales. En la Facultad los hubo, y existe otro- el último- elaborado durante la gestión de ESTRADE pero no aplicado, mucho menos discutido porque está durmiendo el sueño de los justos.
Por su parte San Marcos acaba de dar a conocer que ya cuenta con el suyo para el periodo 2007-2011, documento que se ha elaborado en función de los Lineamientos de Plan de Gestión y Gobernabilidad Institucional de la UNMSM, aprobados con anterioridad.
Con estos planes sucede lo siguiente. En primer lugar, se enmarcan dentro del cumplimiento de la Ley 28411, Ley General del Presupuesto, y debe ser concordante con el Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN) y los Planes Estratégicos Multinanuales, y, son considerados como herramientas de gestión para el manejo de los recursos presupuestales. Lo cual, considero es coherente en tanto que San Marcos no es una isla y debe responder, formalmente vistas las cosas, a lo que la ley dispone.
Pero, lo negativo es que en la mayoría de casos, con toda la importancia que dichos planes tienen, sin embargo no son tomados en cuenta salvo para las formalidades del caso. Les decía hace algunos días que los encargados del trabajo de impulso de la autoevaluación en San Marcos ni saben de la existencia de tales planes.
Lo segundo es con todo lo que pueden significar dichos planes estratégicos para la discusión y movilización de estudiantes, docentes y trabajadores administrativos en función de un norte común, o de la gestión en si - le da racionalidad al gasto-, no pueden sin embargo confundirse con la obligación ética de que la Universidad pueda contar con lo que podríamos llamar una Agenda Social propia, elaborada en uso de su autonomía, y que le permita diseñar su estrategia de vinculación con los intereses de fondo del país.
Al respecto es bueno recordar que el Estatuto de San Marcos en su artículo 1º dice que San Marcos tiene "una definida orientación Nacional y democrática, comprometida con la transformación de la sociedad". Sin menoscabo de ubicar el texto en el contexto en el que fue redactado, considero de mucha trascendencia recoger el espíritu del enunciado y la propia letra como un derrotero para los tiempos actuales, aunque habrá que dotarlos - con la experiencia acumulada- de una sangre y una carne que expresen los desafíos del presente.
Hugo Lezama Coca:
Estimados:
No se puede todavia tener una visión del libro que aun no se encuentra en circulación, pero veo que puede ser materia de discusión sobre nuestra alma mater. Es cierto que los recursos propios pasaron a ser la gran tarea de la Universidad, pues ante la desidia del Estado y sus gobernantes caimos en la trampa de salvarla generando recursos que muchas universidades lo hacen, pero descuidando las tareas que bien apunta Alberto.
Alberto Mosquera Moquillaza:
Busqué esta tarde el libro de Burga. Me dijeron que como sucede con todos los libros recién editados, habrá que esperar algunos días hasta que aparezca en librerías. Sin embargo, el texto que nos envía Andrés me permite exponer algunas ideas iniciales sobre San Marcos, la universidad pública y su función social.
Estoy convencido que San Marcos anda desbrujulada en cuanto a la función social que debe cumplir. La modernización a la que hemos asistido en los últimos 12 o 13 años, con toda la importancia que ha tenido, nos ha apartado de esa función social, que a mi juicio no es otra que la de contribuir a lo que Basadre denominaba cumplimiento de la promesa de la vida peruana, o que otros llama Proyecto Nacional de Desarrollo.
La modernización a la que me refiero nos ha hecho pisar el palito de la mercantilización de la Universidad, de sus servicios internos y externos, haciendo de esta tarea - en la desesperación por los recursos propios- prioridad de prioridades, habiendo puesto todos los huevos en la misma canasta: pre grado, post grado, investigación, extensión universitaria, etcétera.
Es cierto que se perfilaron algunas responsabilidades de primer orden, por ejemplo la investigación científica, impulsándose proyectos, apoyos financieros, premios de estímulo, revistas, etcétera, pero todas ellas como resultados de esfuerzos desconectados de una estrategia de vinculación con los sectores sociales interesados en contar con una Universidad que le preste oidos a sus aspiraciones y demandas. Los talleres de investigación, por ejemplo, respondían a las visiones de los investigadores, pero nadie investigaba al investigador, como solía decir Alvaro Mendoza, para observar si sus inquietudes correspondían a las necesidades de fondo del país.
La gestión de Burga no escapa a esa realidad. Es cierto que tuvo una visión de mayor contenido académico e intelectual que la de sus predecesores, pero no pudo o no supo en su momento aprovechar la autonomía de la Universidad para encuadrar a ésta en la discusión de una agenda que tuviera como eje la determinación, previa discusión de arriba hacia abajo y viceversa, de la función social de nuestra Casa de Estudios. En este curso, San Marcos se ha deslegitimado ante la opinión pública.
(Tan marcada estuvo la idea de la búsqueda de recursos que la gestión de Burga mantuvo vigente el aporte, si no me equivoco del 20% de los recursos propios generados por las Facultades, para la Administración Central. Y se tuvo que dar una gran batalla para reducir ese aporte)
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