CRISIS FINANCIERA Y
CRISIS DE LA TEORIA CLASICA
VÍCTOR MEDINA CALDERÓN
Lo que está sucediendo en el sistema financiero mundial, no sólo que no es nuevo, que no se debe considerar como un fracaso del sistema capitalista en general, sino sencilla y contundentemente como un fracaso de la teoría neoclásica y la receta neoliberal. A lo largo de varias décadas, éstas ya sufrieron impugnaciones, resistieron indemnes y se reciclaron. Precisamente, no por su consistencia interna y empírica sino porque en última instancia no están destinadas a sostener posiciones científicas sino, las más de las veces , racionalizar intereses específicos; como lo ocurrido recientemente en el mundo financiero estadounidense, en particular
Los discursos y conceptos clásicos-neoclá sicos entraron en crisis con, precisamente la crisis de los años treinta, que demostró que uno de los postulados básicos de la teoría convencional – el hecho de que el mercado libre guiado por la iniciativa privada ( coordinada ésta metafísicamente por la “mano invisible”) – conducía a la asignación óptima de los recursos . Y que si por alguna falla del destino, el sistema incurría en un desequilibrio , y algunos factores quedaban desocupados, o algunos precios se salían de la libre competencia , volvía sólo el equilibrio. Una de las claves de este sistema era , como lo señalan los textos de nuestras facultades de economía, la aceptación de la Ley de Say según la cual cada oferta crea su propia demanda , por lo cual no puede haber oferta excedente . Otra, que cuando un factor queda desocupado, es porque está pidiendo que le paguen más de lo que aporta con su productividad marginal. Por lo tanto, si baja sus pretenciones de ganancia o salario, va a volver a encontrar ocupación , como capital o trabajo. Esta vía de ajuste suponía además un sistema de precios flexible , hacia el alza y hacia la baja.
La historia económica señala que lo anteriormente expuesto funcionó más o menos de forma que permitía sostener la teoría durante el siglo XIX, pero a partir de la primera posguerra el escenario económico cambió . La flexibilidad de los mercados se redujo por la monopolizació n y la sindicalizació n y porque los estados rompieron con las reglas del libre mercado mundial y adaptaron políticas defensivas y ofensivas nacionales a través del proteccionismo y las devaluaciones competitivas.
La teoría fue cuestionada por Keynes, quien formuló que los mercados podían quedar en desequilibrio en forma estable y que para sacarlos de ahí había que aplicar una política monetaria activa ( bajando los intereses para fomentar la demanda, la inversión y el consumo) . La teoría planteada consideraba el dinero como un residuo y no concebía una política monetaria activa . Y si la política monetaria no deba resultado, una política fiscal activa, generaría demanda “ por afuera” del mercado privado , es decir, desde el Estado. Sobre este planteamiento keynesiano y sus errores en la aplicación de la política monetaria actual, nos ocuparemos en un próximo trabajo.
En las últimas décadas, se ha generado nuevas visiones ortodoxas que incluyen la idea de mercados con imperfecciones que, para funcionar bien, necesitan regulaciones y correctivos estatales. El problema es que disponer de buenas regulaciones , no es una cuestión teórica , sino de la práctica de poder , en este caso de los operadores financieros. El mercado financiero internacional tendría que considerarse un bien público, como un servicio público de consumo indispensable , y por lo tanto estar regulado de acuerdo a intereses públicos, como un servicio público.
Los discursos y conceptos clásicos-neoclá sicos entraron en crisis con, precisamente la crisis de los años treinta, que demostró que uno de los postulados básicos de la teoría convencional – el hecho de que el mercado libre guiado por la iniciativa privada ( coordinada ésta metafísicamente por la “mano invisible”) – conducía a la asignación óptima de los recursos . Y que si por alguna falla del destino, el sistema incurría en un desequilibrio , y algunos factores quedaban desocupados, o algunos precios se salían de la libre competencia , volvía sólo el equilibrio. Una de las claves de este sistema era , como lo señalan los textos de nuestras facultades de economía, la aceptación de la Ley de Say según la cual cada oferta crea su propia demanda , por lo cual no puede haber oferta excedente . Otra, que cuando un factor queda desocupado, es porque está pidiendo que le paguen más de lo que aporta con su productividad marginal. Por lo tanto, si baja sus pretenciones de ganancia o salario, va a volver a encontrar ocupación , como capital o trabajo. Esta vía de ajuste suponía además un sistema de precios flexible , hacia el alza y hacia la baja.
La historia económica señala que lo anteriormente expuesto funcionó más o menos de forma que permitía sostener la teoría durante el siglo XIX, pero a partir de la primera posguerra el escenario económico cambió . La flexibilidad de los mercados se redujo por la monopolizació n y la sindicalizació n y porque los estados rompieron con las reglas del libre mercado mundial y adaptaron políticas defensivas y ofensivas nacionales a través del proteccionismo y las devaluaciones competitivas.
La teoría fue cuestionada por Keynes, quien formuló que los mercados podían quedar en desequilibrio en forma estable y que para sacarlos de ahí había que aplicar una política monetaria activa ( bajando los intereses para fomentar la demanda, la inversión y el consumo) . La teoría planteada consideraba el dinero como un residuo y no concebía una política monetaria activa . Y si la política monetaria no deba resultado, una política fiscal activa, generaría demanda “ por afuera” del mercado privado , es decir, desde el Estado. Sobre este planteamiento keynesiano y sus errores en la aplicación de la política monetaria actual, nos ocuparemos en un próximo trabajo.
En las últimas décadas, se ha generado nuevas visiones ortodoxas que incluyen la idea de mercados con imperfecciones que, para funcionar bien, necesitan regulaciones y correctivos estatales. El problema es que disponer de buenas regulaciones , no es una cuestión teórica , sino de la práctica de poder , en este caso de los operadores financieros. El mercado financiero internacional tendría que considerarse un bien público, como un servicio público de consumo indispensable , y por lo tanto estar regulado de acuerdo a intereses públicos, como un servicio público.
La crisis financiera actual, se origina también por la falta de regulación en el manejo de los instrumentos y/o productos financieros. Hasta el propio Secretario del Tesoro, Henry Paulson, señaló recientemente “ tenemos una estructura de regulación financiera arcaica…”
De otro lado, la estatización de las hipotecas fallidas , en serie con las medidas sin precedentes tomadas en los últimos días marca no sólo un cambio en las prácticas del mercado y en la relación entre Estados y mercados, sino también pone en la picota los planteamientos de la teoría neoclásica.
El mundo de las grandes finanzas que creían haber dominado el riesgo, descubriría que los modelos monetarios eran en realidad fantasiosos, teóricos y ortodoxos y las instituciones financieras ya no estaban en condiciones de evaluar una parte importante de sus activos. La aceptación de los llamados “bonos soberanos”, han ingresado con fuerza en el capital de las grandes financieras y estas han abandonado sus preceptos ideológicos liberales o neoliberales y los aceptan sedientos de liquidez. No obstante ello, no alcanzaron para el salvataje financiero mundial.
La premisa monetaria estuvo sustentada en el concepto clásico del equilibrio A=I (Ahorro=Inversió n). Así, la FED alentó el consumo, no sólo mediante la baja de la tasa de interés (i) y la inyección de “moneda-crédito- irregular” a los bancos y financieras, sino compartiendo e instando a que los gobiernos bajen los impuestos. Lo acontecido posteriormente, fue que la baja de la tasa de interés desalentó a que el resto del mundo ahorre, para seguir prestándoles a los norteamericanos en particular (el caso de los bonos soberanos o de inversión), que recibieron el mensaje de seguir consumiendo. Es decir, se agregó leña al fuego, ya que la política adoptada fue la de seguir pidiendo prestado, con el absurdo de pretender pagar menos interés cuando fue más riesgoso como deudor. Hasta que llegó la crisis financiera que arrastra al mundo de la globalización en la actualidad.
Víctor Medina Calderón es Economista y profesor universitario.
De otro lado, la estatización de las hipotecas fallidas , en serie con las medidas sin precedentes tomadas en los últimos días marca no sólo un cambio en las prácticas del mercado y en la relación entre Estados y mercados, sino también pone en la picota los planteamientos de la teoría neoclásica.
El mundo de las grandes finanzas que creían haber dominado el riesgo, descubriría que los modelos monetarios eran en realidad fantasiosos, teóricos y ortodoxos y las instituciones financieras ya no estaban en condiciones de evaluar una parte importante de sus activos. La aceptación de los llamados “bonos soberanos”, han ingresado con fuerza en el capital de las grandes financieras y estas han abandonado sus preceptos ideológicos liberales o neoliberales y los aceptan sedientos de liquidez. No obstante ello, no alcanzaron para el salvataje financiero mundial.
La premisa monetaria estuvo sustentada en el concepto clásico del equilibrio A=I (Ahorro=Inversió n). Así, la FED alentó el consumo, no sólo mediante la baja de la tasa de interés (i) y la inyección de “moneda-crédito- irregular” a los bancos y financieras, sino compartiendo e instando a que los gobiernos bajen los impuestos. Lo acontecido posteriormente, fue que la baja de la tasa de interés desalentó a que el resto del mundo ahorre, para seguir prestándoles a los norteamericanos en particular (el caso de los bonos soberanos o de inversión), que recibieron el mensaje de seguir consumiendo. Es decir, se agregó leña al fuego, ya que la política adoptada fue la de seguir pidiendo prestado, con el absurdo de pretender pagar menos interés cuando fue más riesgoso como deudor. Hasta que llegó la crisis financiera que arrastra al mundo de la globalización en la actualidad.
Víctor Medina Calderón es Economista y profesor universitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario