EL PAPEL DE CHINA
EN LA CRISIS FINANCIERA
Danielle Bleitrach
En su apasionante libro le nouveau XXI e siècle (1), que sin duda es una de las obras más a contracorriente que se puedan imaginar, Jacques Sapir remonta la debacle del proyecto imperial e imperialista estadounidense a la época de la crisis financiera de 1997-1999 y los acontecimientos que siguieron. «Esa crisis», dice, «demostró claramente que Estados Unidos era incapaz de controlar la liberalización financiera internacional que había promovido e impuesto en numerosos países. De una manera significativa, fue China quien aseguró, con una política responsable, la estabilidad del Extremo Oriente mientras que las prescripciones estadounidenses fracasaban en Indonesia y se rechazaron abiertamente en Malasia» (p.12).
Esta observación que desarrolla el autor, le conduce a demostrar cómo, a partir de ahí, los países emergentes intentaron limitar su implicación en dicha liberalización financiera. También explica, por otra parte, que Estados Unidos se hundiría en una lucha contra su propia decadencia que le condujo a poner su destino en manos de los neoconservadores, una filosofía de la dominación pura y simple que aceleraría dicha decadencia. Eso es exactamente lo que escribí en una obra colectiva (2). El papel de China, señalé, va mucho más allá del Extremo Oriente, ya que su intervención va a ser determinante para posibilitar las relaciones Sur-Sur y por lo tanto la emancipación, por ejemplo de América Latina, de la liberalización financiera.
Pero lo que pasó en 1997-1998 y que Jacques Sapir denomina una «ruptura fundadora», actualmente nos lleva a pensar en el papel que China podría desempeñar en este nuevo episodio de la crisis financiera que es también el de la persecución y la aceleración del imperio estadounidense, de su imperialismo financiero basado en el crédito y la manipulación, para su provecho, de todos los recursos mundiales.
¿Cuál será el papel de China?
A raíz de una información aparecida en un medio de comunicación de Hong Kong, el 5 de octubre se escribió que desde que Estados Unidos empezó a recolectar fondos para su plan de «salvamento», China podría suscribir una suma que se elevaría hasta 200.000 millones de dólares de obligaciones públicas estadounidenses para ayudar a este país a superar sus dificultades; hubo muchas especulaciones en la prensa internacional. Hay que señalar que el medio de comunicación, según las declaraciones chinas, no precisaba las fuentes de la información que publicaba (3).
El mismo 5 de octubre, un periodista de The Morning News pidió la confirmación de un mensaje del encargado de prensa del Banco popular chino (BPC), Bai Li. Éste le respondió, según el Diario del pueblo, que era la primera vez que oía esa afirmación.
«No hemos publicado ninguna información sobre la suscripción. En cuanto a la reacción a la adopción del plan de salvamento, ya hemos publicado una declaración en la web del banco» (4).
En resumen, se trataba de un deseo de éxito del «plan Paulson» y una voluntad de colaboración con Estados Unidos para el sostenimiento la economía mundial. Aunque no conocía las fuentes del reportaje de dicho medio, dijo Bai Li al periodista, consideraba que la participación china en la labor de estabilización del mercado financiero internacional no debería ser tan simple como la suscripción de obligaciones públicas estadounidenses, declaró el portavoz, según un reportaje de The Morning News.
Un portavoz del Banco popular de China (Banco central chino), declaró el sábado en Pekín que China estaba dispuesta a reforzar la coordinación y la cooperación con Estados Unidos con el fin de superar las recientes dificultades y estabilizar el mercado financiero internacional.
El portavoz hizo esta observación después de que la Cámara de representantes de Estados Unidos adoptase el viernes un plan de salvamento del sistema bancario y de que el presidente George W. Bush promulgase inmediatamente la ley subsiguiente, que inyecta 700.000 millones de dólares en el sistema bancario.
El portavoz subrayó que los fundamentos de la economía china permanecían intactos y que su mercado financiero era seguro y estable y con una liquidez generalmente suficiente.
«Tenemos plena confianza en el desarrollo de la economía china y en la estabilidad de nuestro mercado financiero», indicó.
A pesar del hundimiento de las bolsas asiáticas el lunes 6 de octubre de 2008, sobre todo la de Tokio (5) pero también las demás, entre ellas la de Shanghai, China mantiene la calma a la vez que manifiesta su solidaridad para evitar que la economía del planeta sea arrastrada por la tormenta, pero toma medidas para reajustar su economía. Hace muy poco tomó la decisión de avanzar hacia un desarrollo «armonioso» del campo y la búsqueda de una política de autosuficiencia alimentaria.
En la tormenta de la crisis mundial, el mercado financiero chino demuestra una gran estabilidad, declaró el lunes Wen Jiabao, el Primer Ministro chino, en su visita a la provincia del Guangxi (sur). «China tiene una gran confianza en el desarrollo de su economía y en su estabilidad financiera», afirmó Jiabao.
«Lo mejor que se puede hacer para ayudar al mundo, es poner todos los medios para que un país de 1.300 millones de habitantes mantenga un desarrollo económico vigoroso y estable», indicó el ministro, citado por el diario China Daily.
Según él, China ha adoptado medidas preventivas frente a la crisis económica. Los fundamentos de la economía china permanecen intactos y el mercado financiero continúa estable, con un nivel de liquidez satisfactorio.
¿Un nuevo orden internacional?
Lo que aparece, si se ponen en marcha las tendencias a partir de lo que Jacques Sapir denomina «la ruptura fundadora» de 1997-1998, es un nuevo orden internacional fundado, según mi opinión en ciertas líneas fundamentales:
1. Las relaciones Sur-Sur que se están desarrollando y en las que los países emergentes, especialmente China pero también la India y Brasil, juegan un papel por su propia dimensión de reorientación y de emancipación de la dependencia territorial y comercial con respecto a la antigua metrópoli. Aunque sigan actuando dentro de un marco tradicional de intercambios, las nuevas relaciones Sur-Sur se separan del modelo imperial e imperialista y se centran menos en el liberalismo financiero y más en los proyectos productivos. Dichas relaciones establecen condiciones financieras menos drásticas, y en el plano político y cultural no pretenden imponer reglas de civilización; es exactamente lo que preveía Fidel Castro en 1983, en la comunicación que hizo entonces a los no alineados y que cuando se lee de nuevo revela una extraordinaria predicción de la naturaleza de la crisis y las soluciones que hay que aportar.
2. Por lo tanto, fundamentalmente se buscan relaciones mutuamente ventajosas, generadoras de paz y de respeto de la soberanía de las naciones.
3. Frente a la crisis, como señala la obra de Jacques Sapir, la única respuesta posible está en una globalización de las naciones que buscan la paz dentro del respeto de las soberanías y en el desarrollo endógeno, que van a tratar de reducir las enormes desigualdades nacidas de la fase devastadora impulsada por Estados Unidos y sus aliados y su dominación sobre las instituciones internacionales, especialmente financieras.
4. En este contexto vemos que surgen nuevas cooperaciones regionales e internacionales cuyo ejemplo es lo que está ocurriendo en América latina. Pero hay que señalar que por todas partes ha habido una política de encauzamiento, algunos países se recuperaron, como Rusia (6), se desarrollaron alianzas en América Latina, pero también en Eurasia, como la organización de cooperación de Shanghai, y ya están surgiendo en África.
Finalmente, ya que nuestro artículo concierne especialmente a China, no podemos evitar uno de los temas principales: ¿China tomará el relevo del liderazgo mundial que ahora ostenta Estados Unidos y anteriormente, desde los principios del capitalismo, asumieron los países europeos como España, Francia y, sobre todo, Inglaterra? Creo que hay que responder negativamente a esta cuestión, al menos por dos razones: La primera es que China todavía es un país subdesarrollado y no está en situación de asumir el liderazgo mundial. Y además, porque es obvio que no lo desea.
El modelo de un imperialismo dominante en el plano económico, político y cultural es un modelo agresivo y destructor vinculado al capitalismo y a las diferentes formas de globalización que dicho capitalismo impulsó. Otra forma de cooperación pacífica ya se ha puesto en marcha, no sólo porque China es un país que se queda fuera del capitalismo, sino porque este país sabe que Estados Unidos mantiene la supremacía militar aunque ésta excava, cada día un poco más, el abismo bajo sus pies.
Como decía Jacques Sapir en un diálogo que mantuvimos sobre este artículo: De momento me parece que China está presa en la siguiente contradicción: En tanto que su modelo está basado en la exportación, necesita una tasa de cambio del dólar bastante elevada. Pero, en tanto que posee importantes fondos, también en dólares, en caso de bajada de éste último tiene interés en liquidar ciertas posiciones, acelerando de hecho la bajada del dólar. La posición de poseedor de fondos no es compatible con la de exportador masivo.
Si la política china muestra indicios de centrarse sobre el mercado interior (y con la población china es bastante creíble…) tendríamos un elemento de respuesta.
Así, estamos atravesando un caos financiero que envuelve al planeta, enfrentado al surgimiento de un mundo nuevo, que puede llegar, del respeto de las soberanías nacionales, la búsqueda de igualdades económicas, políticas y culturales con cooperaciones susceptibles de engendrar un mundo más justo. ¿Es el socialismo? Para algunos sí, para otros no, pero es una etapa importante en la que los pueblos que pretendieron imponer el choque de civilizaciones y la supremacía de las finanzas y los ejércitos causarán muchos daños inútiles, y corremos el riesgo de que nos lleven a la barbarie, mientras que es posible que todos, incluido un país como Francia, nos dirijamos hacia un mundo más justo.
Referencias
(1) Jacques Sapir, Le nouveau XXI e siècle. Du siècle américain au retour des nations, Seuil, marzo 2008. Jacques Sapir es jefe de estudios la Ecole des hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) y profesor en la Escuela de Economía de Moscú.
(2) Danielle Bleitrach, Viktor Dedaj, Maxime Vivas, les Etats-Unis de mal Empire, Aden, 2004. La edición española revisada y mejorada se ha desarrollado más, especialmente sobre las relaciones Sur-Sur. Se ha publicado con el título Estados Unidos o el imperio de mal en peor, traducido por Aurora Fibla Madrigal, editorial José Martí, La Habana 2006.
(3) Qué los chinos no citen el nombre de un medio de comunicación de Hong Kong significa que condenan esas declaraciones.
(4) El 4 de octubre, a las 09:11 de la mañana, en forma de preguntas y respuestas. La declaración tiene por título: «Respuestas del encargado de prensa del Banco popular de China a las preguntas sobre la adopción por el Congreso estadounidense del ‘Proyecto urgente de estabilización económica de 2008’». En la declaración, el Banco central dijo que estaba «satisfecho» de que Estados Unidos hubiese adoptado el plan de salvamento, indicando que «seguirán intensificándose los intercambios y la cooperación con los bancos centrales de diferentes países y las organizaciones financieras internacionales para remediar conjuntamente la crisis financiera». En la declaración no encontramos ninguna palabra sobre la suscripción. Fuente: El diario del pueblo.
(5) Los japoneses temen que la caída del dólar perjudique un poco más su economía.
(6) Jacques Sapir, especialista en la economía rusa, demuestra cómo el crack de agosto de 1998 pareció devastador, pero en realidad para Rusia fue una oportunidad para salir del modelo neoliberal y establecer un proyecto nacional e industrial que permitió que el país emergiera, recuperase un rol internacional y entablase nuevas alianzas.
Rebelión
Traducción:
Caty R.
10-10-08
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